David Crosby es uno de mis músicos favoritos. Cada vez que oigo su música siento algo muy especial que no oigo en ningún otro sitio. Los acordes, las armonías que usa son extrañas y hermosas al mismo tiempo, y los valores sociales reivindicativos que a menudo pueblan la poesia de sus letras, están bastante en onda con los míos.
Sea por lo que sea, su música me atrapa desde que escuché por primera vez a los Byrds. Recuerdo que estaba yo encandilado con los Byrds cuando descubrí Crosby, Stills & Nash y pensé "Humm no suenan mal y este tipo tocaba en The Byrds..." Poco después me veía a mi mismo comprando If I Could Only Remember My Name.. sin conocimiento de en qué terreno me estaba metiendo.
Después de aquel primer "¿Que demonios es esto?" posteriores audiciones me dejaron con la oreja pegada al equipo y aquel extraño y exuberante disco con el rostro de David Crosby en la portada se convirtió en uno de mis favoritos, una de las piezas esenciales de mi discografía, que nunca me canso de escuchar y volver a escuchar.
La historia personal de Crosby es tan extraña y especial como su música, tanto que es casi más conocido por sus avatares personales que por su trabajo como músico. En parte esto se debe a que nunca antes se había publicado una antología que recogía todo su trabajo (o casi) Desde su etapa en The Byrds pasando por Crosby, Stills, Nash & Young, sus trabajos a dúo con Nash, discos en solitario y sus recientes -y magníficos- discos con CPR. Uno escuchaba antologías de The Byrds o Crosby, Stills & Nash y se quedaba con los éxitos, con los temas que Crosby no escribía, mientras que el trabajo de este hombre quedaba algo en la sombra.
Nada más remoto. Si bien David Crosby puede parecer el hombre en la sombra, que aportaba sus magistrales armonías a los temas de sus compañeros de armas y de otra infinidad de artistas con los que ha colaborado y a los que ha ofrecido su apoyo, es también un artista con vida musical propia, que, si se escuchase con los oídos bien abiertos a todo tipo de texturas y sonidos sin ningún perjuicio, quizás sería mucho más conocido y exitoso entre el público.
Ahora, con Voyage, una preciosa caja de 3 CDs con 52 temas recopilados por Graham Nash y Joel Bernstein, se paga por fin tributo a ese genio incombustible que es David Crosby.
Los dos primeros discos nos llevan por ese largo viaje musical que dura ya 4 décadas, mientras que el tercero es un regalo, un tesoro desenterrado de los archivos discográficos para presentar 14 grabaciones inéditas que nos muestras los entresijos y orígenes de muchos de los temas clásicos de David Crosby presentándolos en forma de maqueta o en maravillosos directos, sin olvidar algún que otro tema inédito que, por razones inexplicables, ha permanecido oculto hasta este momento.
Todo ello acompañado de una caja con un libreto maravilloso lleno de fotos y citas que hacen este album aún más especial. Voyage, es, un regalo que disfrutarán todos los incondicionales de David Crosby, entre los que me incluyo, aunque también es, sin lugar a dudas, el punto de partida perfecto para aquellos no iniciados en la músia única de este artista.
Un proyecto que se ha hecho esperar, pero que por fin está aquí, listo para deleitar nuestros oídos una vez más.
Voyage, de David Crosby ha sido editado por Rhino. A fecha de hoy no he podido certificar su edición en España, pero se encuentra con facilidad en tiendas de otros países europeos y de Estados Unidos.
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