Niños de plástico,
a orillas del Napo,
recicladores simpáticos
te hacen apurar el frasco,
recogen tu botella vacía
y corren a otro lado.
¡Aquí hay gato encerrado!
Botellas de agua o cola,
botellas de elixires extraños,
no importa, sin son de plástico,
te las quitan de las manos.
Sus madres, con los brazos cruzados
te miran bien serias:
¡o bebes o te mato!
Luego se llevan tu botella,
tu vacía botella de plástico.
Aún no descifro el misterio:
niños y niñas de plástico
juntando botellas vacías,
sin piedras, sin canicas o sapos.
Ayer en el supermercado
no pude comprar miel en tarro,
que el cristal esta prohibido
"¡Busquése una que venga en plástico,
y acábesela pronto, y compre otra, rápido".
Mi termo me hecha de menos,
mi tomatodo, ni digamos.
Les miro con cara de pánfilo,
sin saber bien que decir,
bebiendo agua en plástico,
todos y cada día en el trabajo,
en botellas arrugadas
que rebosan en cartón-deje acá su plástico-.