Señor doctor, moreno o rubio,
desde hoy todo los días,
harás caligrafía.
Señor supervisora:
cambia usted de parecer cada hora:
¡al manicomio por loca!
Pincho, suturo y lavo
mis muñecos vudú están hartos,
y harta estoy yo con tantos,
somos pocas en el trabajo,
¡los casos se están multiplicando!
¡Cuántos pacientes esperando!
¡Cuantas enfermeras al borde del colapso!
¡Celadores, TCAES, limpiadores mal pagados!
Miren, ya levanté la mano.
¡Abracadabra, pata de cabra!
Que sea yo la que manda,
el doctor que vaya a la escuela,
que aprenda a escribir de una vez,
¡y la supervisora también!…
¡mirando de cara a la pared!
Realidad y ficción, una mirada personal al mundo exterior, una puerta de salida para pensamientos atrapados.
El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara
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viernes, 28 de enero de 2022
La maldición de la enfermera
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