Cómo ir ahí donde le mataron.
No se me ha perdido nada ahí.
Ni muros, ni lamentos.
Ni sangre en el desierto.
Tierra de tentaciones,
de hombres y mujeres
vendidas al diablo, y al dinero
-que es lo mismo, valga el caso.
Cómo ir ahí, a esa tierra maldita
llena de soberbia y orgullo,
dividida durante milenios,
donde matan al que mira al otro,
a que comparte y parte el pan
y lo ofrece diciendo hermano.
Por eso, por eso le mataron.
Por hacerles ver que la tierra,
la tierra no es suya ni de ellos
que todos somos iguales
como iguales son los granos
que hacen el pan con que nos alimentamos.
No, no quiero ir donde le mataron.
Le quiero recordar, aquí, ahora, vivo,
sentado en mi casa, partiendo el pan,
con la puerta abierta, diciendo
hermano, hermana, shalom-shalam,
Inshalá, y si nosotros queremos también,
paz en la tierra, y entre humanos.