El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

sábado, 27 de julio de 2013

Comunidad natural

Cuando pienso en la sociedad actual, en esta llamada "aldea global", las imágenes de las personas, sus vidas, su vivir, pasa delante de mi en forma de miles de luces de colores ruidosas, surcando una noche sin inicio ni fin, como el tráfico en alguna gran ciudad.
Después siento cierta pena y con ella miedo a caer en las garras de ese vivir: vidas reducidas en muchos casos a una familia nuclear: hombre + mujer = hijos, encerrada en una casa, vinculada por rápidas vías de comunicación a un trabajo (segunda casa) y una escuela (tercera casa). Todo ello a merced de un sistema (económico) que pregona que el individuo se realiza en sí mismo, que todo depende exclusivamente de él mismo. No es coincidencia que la familia nuclear, esa que nos quieren vender como la única que alguna vez haya existido, sea un producto de la Revolución Industrial del s. XVIII.

¿Acabar ahí, en la ecuación "familia de 3 o 4, casa-educación reglada-trabajo-jubilación"? Me asusta pensar en acabar ahí, y me da pena por la gente que ya forma parte de esa fórmula comercial y no es capaz de salir de ella, que ni siquiera se ha dado cuenta de que es parte de ella.
En la frase "aldea global" ya no encuentro el concepto de aldea. Nos hemos ido olvidando poco a poco de la "comunidad" que era realmente el corazón de la aldea: un grupo de personas que compartían juntas un vivir sin que les uniesen necesariamente lazos familiares entendidos estos como lazos sanguíneos, y sin embargo forjando entre ellas unos lazos tan fuertes o más que los sanguíneos.
Hoy en día la gente se encierra en sus casas, "en los suyos" y desconfía del resto. Sopesa en balanzas de oro la amistad y busca signos de aprecio en objetos netamente materiales. Viaja de una casa a otra sin fijarse en el camino, viendo éste un mero estorbo, un sufrimiento que intenta paliar con grandes dosis de velocidad.
Me marea ese vivir. Siento la necesidad de frenar y aminorar la marcha de la vida. Buscar un lugar tranquilo, donde se pueda escuchar la naturaleza, sentir la naturaleza, donde la comunidad humana encuentre espacios para construirse, para reconocerse, donde el camino de una casa a otra sea un paseo en el que descubrirse como uno como un todo: hombre-tiempo-naturaleza: un mismo ritmo, un mismo latir.

Personalmente he ido reencontrándome con esa "comunidad humana" al irme a vivir a lugares donde esa velocidad postmoderna está aún por llegar, donde las gentes caminan despacio, se levantan con la salida del sol y se acuestan con la puesta. Lugares también en los que una vida de "comunidad" de "equipo" crea unos vínculos familiares, sustitutorios o fortalecedores de esos lazos sanguíneos, para juntos encontrar la dimensión humaCreo que cada vez hay más gente que poco a poco va buscando esta comunidad humana: pienso en el as llamadas "eco-aldeas" que hace ya años aparecieron por distintos rincones de Europa, en las comunidades religiosas que más allá de la experiencia de congregación se abren al compartir con laicos, o en las personas que encuentran esa comunidad en claustro. Pero también en los que huyen de las ciudades, recuperan las casas de los pueblos y lejos de hacer de ellas una vivienda temporal para el verano, acaban haciendo de ellas su vivir, su lugar, recuperando poco a poco esa olvidada vida de verdadera aldea. Y pienso también en gentes con el morral al hombro que viven seis meses acá y seis meses allá, tejiendo lazos de comunidad en los caminos, atravesando con ellos océanos y continentes.

Hay muchos otros ejemplos de comunidad, incluso pueblos y sociedades enteras que no han olvidado esa "convivencia en comunidad" y siguen creciendo y floreciendo en torno a ella. Algunos de estos modelos se asemejan a movimientos lutistas, movimientos contraculturales, movimientos de comunismo primigenio y radical. Sin embargo, no necesariamente se trata de ir en contra del progreso y la tecnología. Se trata de buscarse, de reconocerse en ese progreso, de hacer el progreso se amolde a nuestras necesidades como humanos, como comunidad, como verdadera aldea. Hace ya más de 300 años que dimos un gran impulso a ese progreso y ahora parece que es él el que nos controla. Debemos represar ese progreso. El ser humano tiene que volver a formar comunidad. Tiene que salir de sí mismo y entregarse con los ojos cerrados y las manos abiertas a sus semejantes y a la naturaleza, haciendo de nuevo con ella y con sus semejantes ese pacto que rompió hace ya tiempo. ¿Qué es lo que nos hace humanos sino es el reconocernos en los demás, en nuestros semejantes?
La comunidad humana no puede morir, porque con ella muere el ser humano. Aún estamos a tiempo de reconocernos; en realidad siempre estamos a tiempo, pues el tiempo nunca importó al ser humano que sabía que él mismo, en esencia, es infinito.

miércoles, 24 de julio de 2013

Te veo en lo pequeño

En lo pequeño te veo,
en lo sencillo te siento;
en un suspiro cual viento,
en un llanto sereno.

En unas manos ajadas
por el arado y el tiempo,
en unas voces hablan
con sencillez y sosiego.

En unos pies descalzos
jugando en la plaza del pueblo;
en unos ojos curiosos
que lloran y ríen y sueñan despiertos.

En unas vidas sin prisa
formadas de amor y sufrimiento
movidas por la suave brisa
que es tu voz y tu aliento.

En lo pequeño te veo,
en lo sencillo te siento.

Los nombres

"Tamya era la lluvia, y Tzanda el trueno, y Killa la Luna, y Kuyllur las estrellas. Inti el Sol. Nuestros nombres nos daban vida, igual que la lluvia y el sol y la luna y el rayo dan vida a la tierra: lavan los árboles de impurezas y hacen que crezcan fuertes y den nuevos frutos, iluminan nuestras noches y mueven las aguas de los ríos para que crezcan y fertilicen nuestras tierras; nos avivan con violencia para que crezcamos fuertes y libres de miedo, nos calientan, secan nuestro cuerpo y le hacen madurar a fuego lento.
Todo lo que nos rodea tiene nombre. Hay que aprender a escuchar para averiguarlo; e igualmente nosotros tenemos un nombre, uno que no está escrito en ningún papel, no es el nombre que nos pusieron nuestros padres. Ese nombre es el que nos da la vida, el que nos hunde los pies en la tierra para que el barro nos forme y firmes y fuertes. Si olvidamos ese nombre, olvidamos nuestra tierra, nuestras raíces, nuestro origen ¿qué somos, que nos queda? Somos entonces como un tronco seco que no siente ya el sol y la lluvia, unas ramas secas que se lleva el viento, y, desarraigados y secos, desaparecemos arrastrados sin rumbo por el viento.
No olvidéis vuestros nombres: escuchad a la tierra, caminad sintiéndola latir en vuestro interior, cabalgad al viento, no os dejéis llevar por el como hojas secas."

El anciano maestro se levantó y caminó lentamente hacia afuera de la escuela. Un viento fresco hablando de lluvias próximas acarició los rostros morenos de los niños y niñas, apartándoles el pelo de sus ojos vivos y grandes, penetrando dentro de su cuerpo, hinchándoles el pecho, haciendo que las palabras del maestro resonasen aún con más fuerza en su interior.
La lluvia, colándose por las goteras de la vieja escuela, comenzó a caer lavándoles el rostro, volviéndoles de nuevo al barro.

martes, 16 de julio de 2013

Usos de la Derecha

Todos los políticos
caminan escorados
a la derecha
les falta una mano
se la cortaron los bancos
aplicando recetas.

Todo lo hacen
desde que nacen
con la diestra:
firmar leyes
a los ricos fieles
contar monedas,

cobrar millones
más comisiones
engordar de dietas;
limpiarse el culo
saludar al vulgo
y repartir mierda.

jueves, 11 de julio de 2013

Las tripas del secador

"Vaya mierda, diez minutos para ir a trabajar y deja de funcionar el secador y yo con estos pelos..." Seguro que les ha pasado alguna vez, y mientras se dan tirones con el peine o cepillo siguen pensando "a la salida del trabajo paso por el almacén y compro uno nuevo". ¡Alto el carro!

Séquense y péinense como puedan esa mañana, y vaya poco a poco deshaciéndose de su mal humor. Cuando regresen a casa en la tarde, ya más tranquilos, cojan un destornillador (si no tienen, cómprense uno por el camino) siéntense en una mesa vacía y con buena luz y desarmen su secador. La causa de todos sus males es posiblemente una maraña de pelos atascados en el interior del aparato o un cable suelto o cortado. Lo pueden arreglar en menos que canta un gallo. Y sí, puede que después se note que han abierto el secador, puede que las juntas del armazón no queden tan pegadas como antes, o que se haya estallado un poco el plástico. No son más que males menores. Tienen secador para rato.

Podríamos poner mi y un ejemplos como ese. Y créanme que todos estamos en capacidad de hacer eso. No hace falta ser primo-hermano del tipo de bricomanía o un chapuzas en casa, ni haber recibido un máster en electricidad. Lo que aprendieron en la escuela -porque por suerte son anteriores a la Ley Wert- les es suficiente. Sus hijos, lo tendrán peor, por culpa de ustedes además, pero eso ya otro cantar.

Yo aún recuerdo las clases de pretecnología, y doy gracias por todas las horas que mi padre me tuvo de "pinche" mientras él -relojero de profesión- le sacaba las tripas al radiocasete, el horno, la lavadora, el frigorífico, o cualquier otro aparato que se pusiese en huelga en casa. Aún hoy recuerdo cuando se estropeó la vitrocerámica y mi padre desmontó la resistencia quemada, la sacó y se fue al distribuidor a comprar otra igual: "¿Pero de dónde saco eso... quién.. quién lo va a montar?" El incrédulo tipo no sabía sin vendernos o no el repuesto. Yo me siento muy afortunado por tener a un padre "manitas" sin miedo a lo desconocido. Quizá ustedes no tienen esa suerte. Les toca entonces aprender. Echen mano de San Google cuando se pierdan, y caminen sin miedo, al final del camino la experiencia será para ustedes mucho más gratificante que volver del hipermercado con un secador nuevo bajo el brazo.

Inspección Técnica de Computadoras. O como seguir utilizando tu viejo ordenador aunque te digan que se ha quedado viejo.

Hace unos días escribí un artículo en el blog invitando a la gente a reciclar, a seguir utilizando sus viejos electrodomésticos y cachivaches en general en vez de comprar unos nuevos llevados por las "leyes del mercado". Decía entonces que, por ejemplo, resulta muy sencillo alargar la vida de nuestro ordenador, que no es necesario comprarse uno nuevo, y que nos podemos ahorrar con ello bastante dinero.

Después de echar un vistazo por internet, he visto que no hay ninguna página sencilla en español que diga cómo hacer eso, o de las nociones generales, así que he decido hacerla yo mismo, que no soy por lo demás ningún especialista en informática. Lo que a continuación sigue está escrito pensando en personas que sólo utilizan el ordenador para sus necesidades diarias, pero nunca se han parado a hacerle mantenimiento, formatearlo, instalar o desinstalar programas, y casos en similar. Así que quizá a algunos les parezca demasiado básico. Tampoco voy se entra en detalles de cómo hacer cierta configuración específica. Para eso sí que hay páginas por internet.

Para escribir esta pequeña guía me he propuesto además tres principios:
1. Ahorrar dinero, buscando siempre alternativas baratas o gratuítas.
2. Utilizar software gratuito (libre o no). Es decir, nada de piratería, no es necesaria.
3. Animar a la gente a que se interese por el software libre y que de paso aprenda y comparta un poco de informática.

Pongámonos en el caso. Supongamos que tiene una computadora con Windows XP, o que está utilizando alguna versión pirata de éste o otro Windows, y quiere dejar de usar programas piratas sin gastarse dinero.

La solución es bien sencilla. Se llama Linux. A muchos les sonará a "cosa rara para gurúes de la informática". Nada más lejos de la realidad. En los últimos años linux se ha acercado mucho al usuario promedio, sin abandonar por ello al otro usuario (ingeniero, técnico, curioso, etc...). Simplemente hay que buscar la distribución de Linux que se acomoda a nuestras necesidades.

Siguiendo nuestro supuesto arriba escribo, para poder disfruta de una computadora para nuestro uso diario, ya sea portátil o de escritorio, personalmente recomiendo linux de la familia Debian/ Ubuntu. ¿Por qué? Porque mi breve experiencia me dice que Ubuntu es la distribución de linux que más a trabajo el crear un sistema operativo sencillo, fácil de manejar y práctico y funcional a su vez. Además, con las nuevas versiones de soporte extendido (LTS) que ofrecen actualizaciones gratuitas por 5 años, se ofrece al usuario común una estabilidad que antes no tenía en linux. En general podríamos decir que linux nos ofrece una serie de ventajas respecto a Windows:
  • Podemos elegir un sistema operativo que se adapte a nuestro ordenador, de manera que podemos seguir utilizando nuestro viejo compador con normalidad. Linux en general requiere menos recursos de hardware que windows, y además existen distribuciones de linux pensadas para ordenadores viejos o lentos.
  • La mayoría de distribuciones de Linux han desarrollado interfaces de usuario y escritorios de trabajo que hacen del utilizar Linux tan fácil y atractivo como utilizar Windows.
  • Muchas de estas distribuciones de Linux ofrecen además actualizaciones gratuitas y automáticas durante un periodo de tiempo razonable (de 3 a 5 años en algunos casos) lo que nos da estabilidad y comodidad.
  • Además, son completamente gratuitas, sin virus, y existen multitud de programas con los que podremos hacer las mismas tareas que hacemos en Windows.  
Añadiría además, que gracias a las comunidades de usuarios y a los desarrolladores de software libre, uno pasa a formar parte de una aldea global donde seguro encontrará ayuda desinteresada para adaptar su ordenador a sus necesidades y a su vez ayudará a otros sin darse cuenta.

Me parece atractiva la propuesta, pero ¿cuál linux escojo?
Depende de gustos y factores. Vamos a verlos brevemente. Como dije antes, yo recomiendo usar linux de la familia Debian/ Ubuntu debido a la comodidad de las versiones con soporte por largo tiempo.

  • Por lo general, recomiendo siempre instalar Ubuntu 12.04 LTS, que es la última versión de Ubuntu con soporte por largo tiempo. La principal pega que muchos verán en Ubuntu es que su diseño es bastante distinto a windows.
  • Si queremos una distribución de linux con un escrito más parecido al de windows, entonces la elección sería Kubuntu 12.04 LTS o Linux Mint 13 Cinnamon. Ambos están basados en ubuntu e incluyen el soporte por largo tiempo.
También pueden instalar Ubuntu y después probar en él los distintos modelos de escritorio. Ubuntu usa por defecto Unity, sin embargo, yo prefiero Genome Shell, y en el caso de personas ancladas al modelo windows les suelo instalar Cinnamon. Otros prefieren KDE (que también es parecido a la estética windows) o XFCE o LXDE... Linux como dice arriba es adaptable al gusto y necesidades de cada uno.

Por ejemplo, a la gente que trabaja en educación y en cuyo colegio o comunidad no han desarrollado su propio linux (en España muchas Comunidades Autónomas ya usan en educación su propia versión de Linux) les suelo recomedar Edubuntu 12.04 LTS, o si quieren algo estéticamente más "windows" MAX Linux 7, que es el linux desarrollado por la consejería de educación de la Comunidad Autónoma de Madrid, y que también está basado en Ubuntu y ofrece el consabido soporte.

Puede ocurrir también que nuestro ordenador sea algo viejo para funcionar con la última versión X de linux. Aunque en general linux utiliza menos recursos de harware que windows, existen también distribuciones de linux pensadas para ordenadores más viejos o lentos. Si este es vuestro caso yo recomiendo las sigueintes:

  • Linux Mint 13 Mate. Una versión sencilla, más rápida en PCs viejos y con una estética similar al windows.
  • Xubuntu 12.04 LTS. Versión pensada para ahorrar recursos de ordenador, un escritorio sencillo y a la vez moderno.
¿Cómo saber si mi ordenador es viejo o nuevo a la hora de cambiar de sistema operativo? Para eso, si partimos de Windows, en las propiedades del sistema de Windows podemos ver las características del procesador y la memoria RAM que tenemos.
  • En general, con un procesador dual core o superior y con 2 GB de RAM o más, podemos instalar cualquiera de los linux normales arriba descritos en su versión de 64-bit
  • Si nuestro ordenador es dual core pero tiene menos de 2 GB de RAM, la recomendación sería instalar cualquier versión de 32-bit.
  • Si tenemos un ordenador que no es dual core, pero el procesador es rápido (por ejemplo Pentium IV a 3.O) y tiene mínimo 1 GB de RAM, también nos podemos decantar por cualquier versión de 32-bit, o si queremos curarnos en salud y tener un ordenador rápido y ágil, instalar alguna de las versiones que recomiendo para computadoras "viejas" en sus versiones de 32-bit
  • Si nuestro ordenador es inferior al caso anterior, entonces Xubuntu o Linux Mint 13 Mate, de 32-bit, son seguramente nuestra mejor opción.
¿Y la instalación, cómo de sencilla es?
Es bien simple.
  1. Lo primero que debéis hacer es copiar a un CD, DVD, pendrive o disco duro externo todos vuestros archivos personales. En general, sería Mis Documentos más otra carpetas fuera de esta que tengáis con datos personales.
  2. Hecho esto, descargáis el linux de vuestra elección y grabáis la imagen en un CD o DVD. Cualquier programa de grabación de CD/DVD os permite grabar imágenes de CD o DVD fácilmente. También se pueden usar pendrives pero es más complicado.
  3. Arrancáis o reiniciáis vuestro ordenador desde el CD o DVD. La mayoría de ordenadores están preconfigurados para hacer esto, con lo que simplemente dejar el cd metido y reiniciar debería ser suficiente. Si no es así, aplastar la tecla de inicio se indica en la primera pantalla que aparece al encender el ordenador (suele ser alguna tecla F) y elegid CD/DVD.
  4. Seguid los sencillos pasos de instalación de vuestro linux. Si tenéis dudas, preguntadle a San Google en el proceso, aunque lo dudo porque son muy todos muy intuitivos. Muchos ofrecen también simples guías de instalación y configuración que se pueden ver y/o descargar de internet.
Creo que todos las distribuciones de Linux que os he recomendado dan la opción de instalarlo junto a Windows o instalar sólo linux (eliminando windows) Recomiendo esta segunda opción, pues es la mejor manera de aprender de una vez por todas y acostumbrase a linux. No obstante, si tenéis instalado un Windows original, más moderno que el XP, a lo mejor os interesa conservarlo. Cada cual que elija según su caso o gustos.

Animaos. Aprended a re-cyclar, adaptar, reutilizar su ordenador en lugar de sucumbir a las directrices del mercado gastar dinero en una máquina más moderna, que, en principio, no tienen necesidad de comprar. Os aseguro que al final del camino la satisfacción personal será mucho mayor a la que tendrías saliendo del hipermercado con un ordenador nuevo bajo el brazo.

Nota final:


Sobre el Windows XP. Sí, como escuchan, el Windows XP caduca en abril del 2014. ¿Quiere decir eso que un ordenador con XP va a dejar de funcionar? No, quiere decir simplemente que dejará de actualizarse. Seguirá funcionando pero al no recibir actualizaciones se hará más inseguro: será más propenso a virus y otros problemas similares, dejará de ser compatible con las últimas versiones de los distintos programas, etc. Podríamos decir que si no van a utilizar internet -cosa poco probable- no tendrán prácticamente ningún problema. Pero están conectados a internet, es más que recomendable que instalen un sistema operativo más moderno y actualizado.

miércoles, 10 de julio de 2013

Re-ciclando

Volver a utilizar, poner algo de nuevo en circulación. Algo que rara vez hacemos.

Alguno de los tantos cachivaches que tenemos por casa se "queda viejo" -o eso nos dicen-, y nosotros automáticamente lo desechamos y compramos uno más nuevo con los últimos -eso nos dicen- adelantos tecnológicos. Sentimos un remordimiento previo -chuta, otra vez a gastar plata-, y a continuación nos vamos a una de esas grandes superficies, donde un tipo vestido de sintético uniforme y sintética sonrisa, manejando un cerebro sintético pilotado por los hilos de la mercadotecnia neoliberal nos recomienda comprar cierto aparato -normalmente de oferta-. Y nosotros, como pez fuera del agua, lo compramos. Al principio nos parece que esa especie de "nave espacial" no va a encajar bien en el salón, y puede que acertemos, y seguramente pensemos que nunca vamos a utilizar las mil y un funciones que dicen que tiene, algo en lo que probablemente también acertemos. Pero la compra está hecha: en efectivo, con tarjeta, a plazos,... Como sea. El caso es que tenemos un nuevo aparato en casa, y un "viejo trasto" y un montón de cables, que después de coger polvo durante 15 días en un rincón, pasarán a dormir el sueño de los justos en el desván, porque a pesar de todo, nos sigue dando cierto remordimiento el tirarlo a la basura, y mucha más pereza aún cargarlo hasta el punto limpio. Ah, bueno, se lo podríamos regalar a alguien, pero la verdad, cada vez hay menos gente dispuesta a recibir un trasto viejo: nos hemos contagiado todos de esa enfermedad que lleva por nombre "estar a la última".

Recuerdo como hace algunos años, con la llegada a España de la Televisión Digital Terrestre (TDT) mucha gente se puso como loca a comprar nuevos televisores, de pantalla plana, compatibles con el nuevo sistema, cuando en el mercado existían multitud de adaptadores de TDT para los viejos televisores, incluso para esos sin euroconector que -según decían algunos- ya no tenían remedio. Y es que a la par que el mundo de la tecnología saca al mercado nuevos y más fantásticos aparatos, cambiando modelos de conectores, de pantalla, de soporte, aparecen mil y un aparatejos, conectores, cables y un sin fin de adaptadores para que nuestro viejo aparato siga vivo en los albores de esa nueva era tecnológica que nos muestran con cuentagotas (¿no será un camelo tanta palabrería?

Estos días me encuentro con un caso similar: Resulta que hay mucha gente cambiando de ordenador, porque se "ve lento y viejo a lado de las últimas máquinas con los últimos sistemas operativas, y sobre todo, por el anuncio de que a partir del año que viene el Windows XP va a quedar obsoleto. ¿Y ahora que hago? La respuesta de la mayoría de personas es y tristemente será comprar un nuevo ordenador, más nuevo, más rápido, con el último sistema operativo dominante en el mercado. Esa respuesta implica gastarse como mínimo unos 400 o 500 dólares o euros. Porque además el gran almacén donde se comprará el nuevo PC nos lo venderá con el grupo de periféricos completo: ratón, teclado, monitor, etc.
¿Y si les digo que pueden cambiar de computadora prácticamente sin gastar dinero? Les estaría mintiendo. Perdón. Quise decir reciclar su computadora sin gastar casi dinero. Creo que en estos momentos de crisis puede ser una buena manera de ahorrarse unos cuantos dólares y además decir a ese dios neoliberar que se guarde su supuesta post-modernidad para sí mismo. Está bien insultar al gobierno, protestar por las calles y compadecerse de los pobres parados, pero si el sábado por la tarde nos vamos de paseo al centro comercial y regresamos con un portátil nuevo en una elegante funda, toda nuestra protesta habrá quedado convertida en cenizas. ¿Les parece o no interesante la propuesta?

Como esta, hay mi alternativas para re-ciclar, reutilizar, mantener en uso tantas y tantas cosas que tenemos en casa y que aparentemente se quedan viejas. Sólo hace falta un poco de fuerza de voluntad para combatir a las fuerzas ocultas del mercado, y algo de buena mano con un destornillador y unos alicates. ¿Qué fue de la clase de pretecnología del colegio, ya la olvidaron? Hagan memoria. Piensen quizás en su padre, o en su abuelo, y busquen en el trastero esa caja de herramientas que heredaron y nunca abrieron. Y si tienen la mala suerte de venir de una familia en la que no hubo nunca ningún manitas, llamen a ese vecino del quinto que guarda en su casa la colección completa de bricomanía y seguro está dispuesto a echarles un cable (o dos)

sábado, 6 de julio de 2013

La lucha silenciosa

Hay luchas que están ahí, y nunca acaban. Unas veces salen a la calle, y aunque parece que son barridas por los camiones de la basura, la lucha sigue, en mentes, en hogares, en sueños que nunca se apagan. Es una presión constante, una disconformidad que va creciendo hasta convertirse en el pensamiento de muchos, y entonces, eso que era algo "prohibido", un movimiento subversivo, una rebeldía equivocada e injustificada a ojos de muchos; se convierte ahora en un hecho veraz, tan válido y digno de respeto como cualquier otro.
Y todo gracias a esa lucha que nunca acaba, a esa gente que dice, "Sé que tengo derecho, sé que no estoy equivocado" Y continua navegando contracorriente, llueva o haga sol, aguantando como aquel manifestante contra la guerra de Vietnam que, cuando le preguntaban si pensaba que iba a cambiar algo contestaba "por lo menos lograré que no me cambien a mi".

Siempre he creído y puesto mi fue y mi trabajo en estas luchas silenciosas. No soy un revolucionario. No creo en revoluciones que se construyan con un fusil, en cambios producidos de la noche a la mañana. Esos cambios son sólo golpes de estado, que se vienen abajo tan rápido como sucedieron o se mantienen en el tiempo en una pantomima constante hasta que el payaso es ya tan viejo que ya no hace gracia a nadie.
Creo en la gente que sueña, que trabaja por los demás y por si mismo, que cambia un poco su vida, a pesar de que los demás le digan que no llegará a ningún lado, y así, cambiando él un poco, va cambiando poco a poco su alrededor y se convierte en una de esas fuerzas anónimas que finalmente salen a la luz en forma de grandes conquistas para la humanidad.
Y entre todos estos luchadores-soñadores, admiro a aquellos a los que el sino les puso en una batalla terrible contra la sociedad por ser reconocidos como iguales con todas sus diferencias: pienso en las luchas por los derechos de la mujer, la abolición de la esclavitud y el racismo, los derechos de gays y lesbianas, la potestad de abortar, la eutanasia incluso. Lo más duro son los tabúes en la sociedad. Cuán difícil es combatirlos de una manera sana y justa. La palabra tabú da miedo. Para mí, es casi sinónimo de miedo. Cuando la sociedad aprenda a educar sus miedos, en lugar de convivir bajo ellos, entonces será una sociedad sabia.

Mientras tanto, la lucha silenciosa continua, para ir logrando poco a poco pequeñas victorias. Estos días escuchamos que en Estados Unidos se reconoce ya que el matrimonio puede ser entre personas de un mismo sexo. Y ello gracias a la tesón de varios amantes-soñadores que nunca abandonaron la lucha. Sirva esto como ejemplo. Sé que como éste muchos otros miedos irán despareciendo en una sociedad cada vez más sabia.

Puede tardar mucho tiempo, pero al final llega.


It won't take long (Ferron, 1984)


Dijeron que algunos hombres serían guerreros y algunos hombres serían reyes
y algunos hombres poseerían tierras y otras cosas de hombres
y el amor falso como la llama eterna haría a algunos pensar en anillos
y el oro sería nuestra fuerza y otras tonterías.
Pero vosotros que soñáis con la libertad, no os dejéis engañar
antes de que os dejen pedir la libertad, habréis aceptado ser gobernados
si el cuerpo está atado entonces la mente es una cadena
que te une a un destino donde todas las almas buenas son asesinos
y no tardará mucho, no, no tardará mucho
no tardará mucho y tú podrías decir:
“¿Qué tiene esto que ver conmigo? Y yo digo:
¿Intentas decirme que te da igual?

De tres hombres que vagan por un desierto, uno sabe dos están asustados
dicen que el tiempo está en el río, pero el río no está allí
secos en espíritu, secos en cuerpo, dos se conducirán a si mismos a la muerte
y lleno de rabia uno llora en sus manos y bebe sus amargas lágrimas
porque no tardará mucho, no, no tardará mucho
no tardará mucho y tú podrías decir:
“No sé de qué hablas” y yo digo
¿Intentas decirme que te da igual?

Y mientras estoy parado ante tí, tengo esperanza en mi ira
sabes que el amor finalmente me ha llamado, no me marchitaré en su escenario
pero todavía más pequeña que mi pesadilla, escribo en la página
¿Tenemos que vivir dentro de estos muros para identificar la jaula?
Porque tarda mucho tiempo, ¿por qué tarda mucho tiempo?
Pero se necesita mucho tiempo y tú podrías decir
Realmente no me importa lo que estás diciendo, y yo digo
¿Me intentas decir que no te sientes parte de esto?

Soy la hija de mi madre, pero me he visto a mi misma en ti
Es una bendición que te siga ahora, y por ello debo hablar con sinceridad
Soñé con millares que morían, eran tú y tú y tú,
y mientras la ciudad duerme tranquila hay algo que tenemos que hacer
y no llevará mucho tiempo, no, no llevará mucho tiempo
no llevará mucho tiempo y tú dices:
“No se si quiero saber lo que estás consiguiendo”
y eso me hace decir “adiós”

Porque el dolor llegará desmensurado, sólo conoceremos dolor
y lo verás en tu familia, crecerá en tu cara
y ellos intentarán mantenerte hambriento, y luego te dirán que comas nieve
Sabes que el orgullo puede mover montañas si aprendemos la fuera del “NO”
y no tardará mucho, no, no tardará mucho
no tardará mucho y tú podrías decir
“No creo que esto tenga nada que ver conmigo”
Pero ¿Alguna vez pensaste que podrías estar equivocado?

Al medio día de un día cercano, la fuerza humana llenará las calles
de cada ciudad en nuestro planeta, se oirá el sonido de pies enfadados
con los negocios congelados en la bahía, los reyes se tirarán de los pelos
y los bancos se estremecerán al llegar su fin, y los artistas estará allí
porque no tardará mucho tiempo, no, no tardará mucho tiempo
no tardará mucho tiempo y tú podrías decir:
“No creo que yo pueda ser parte de eso” y eso me hace querer decir:
“No quieres verte a ti mismo así de fuerte?”

La división entre los pueblos desaparecerá en tan importante día
y aunque entro nosotros existan océanos, velas encendidas iluminarán el camino
La mitad unirán sus manos bajo la luz de la luna, la otra mitad bajo el sol naciente
como si bajo el sol y la luna hubiese comenzado un ritual de protesta
y no tardará mucho tiempo, no, no tardará mucho tiempo
no tardará mucho tiempo y tú podrías decir:
“No se como ser parte de lo que estás hablando”
y eso me hace decir: ¡Vamos!

Y vosotros flojos diplomáticos, prestad atención pues no escucharéis ningún disparo
y aunque nuestros hogares sean desgarrados y saqueados, no habremos sido derrotados
porque mientras nos dejemos ser comprados, vamos a dejar que seamos libres
y si piensas que estamos solos, mira de nuevo y verás:
Somos niños en las columnas, somos bebés en el parque
somos amantes en los cines, somo velas en la oscuridad
somos cambios en el tiempo, somos copos de nieve en julio
somos mujeres que hemos crecido juntas, somos hombres que lloran con facilidad
somos palabras que no se dicen fácilmente, somos el lado tenaz del intentar
somos soñadores construyendo, no tememos preguntar “¿por qué?”

Rompiendo monopolios

La vida cada vez se parece más al futuro descrito en la película Rollerball de 1975. Recuerdo que el subtítulo en español de la película era ¿Un futuro próximo? Pues, casi 40 años después, la respuesta es sí. Casi lo estamos viviendo ya.
Hagamos recuento: ¿Cuántas compañías de avión conoces? ¿Cuántos bancos? ¿Cuantas empresas de informática? ¿Cuántas editoriales? La respuesta posiblemente sea "muchas". Sí, aparentemente son muchas, pero, cuando uno se para y lee la letra pequeña, se da cuenta de que no son tantas como parece: resulta que la mayoría ya no son más que marcas registradas, nombres cuyo "copyright" es propiedad de una misma empresa o persona, de modo que, en resumidas cuentas, acaba siendo un gigante con múltiples máscaras.
Resulta que LAN, Ibiera, American Airlines y seguro alguna compañía más son miembros de OneWorld, que los bancos y cajas de ahorro desaparecen para fusionarse en compañías más grandes, en el mercado editorial parecen existir a penas una docena de "grupos editoriales" que poseen lo que un día fueron pequeñas editoriales construidas con cariño de viejos libreros, que en el mundo de la informática todo es una dualidad Microsoft - Apple.

Parece no haber ya mucho donde elegir. Si no quieres blanco, entonces negro, y para colmo resulta que el dueño de blanco está conchabado con el dueño de negro. El consumidor, entre la espada y la pared, rebota de uno a otro, sin quedar nunca completamente satisfecho, intentado buscar en negro lo que blanco no ofrece, sin darse cuenta que realmente ambos ofrecen lo mismo: su propio egoísmo, ése que no intenta ayudar al consumidor sino sacarle jugo sin que el pobre consumidor se de cuenta.

Algunos me dirán que soy exagerado, que aún no hemos llegado a esos extremos, que hay otras alternativas. Si bien tienen parte de razón -existen las alternativas-, dichas alternativas tienen tan poca fuerza, tan poca voz, que prácticamente es como si no existiesen, y además, a menudo exigen sacrificios demasiado grandes para el acomodado (¿resignado, adoctrinado, manipulado,...?) consumidor. Y si no me creen, piensen: ¿Cuánta gente conoce linux en informática, o mejor dicho cuánta se ha atrevido a usarlo? ¿Cuántos conoces cooperativas o modelos bancarios alternativos, o regresan a formas económicas como la solidaridad familiar como alternativa al crédito? ¿Cuántos se unen al club de los libros viajeros, abogan por el crecimiento y gratuidad de las bibliotecas públicas, rebuscan libros de segunda mano? Si en la compañía aérea x son unos hijos de mala madre, pero en y sucede lo mismo y en z otro tanto ¿Como hago para volar de Europa a América, por ejemplo? Tomar un barco es algo ya imposible, aún pensando en el sacrificio (de tiempo) que eso supone.

El futuro, siguiendo estos caminos que parecemos seguir sin darnos cuenta (o sin querer darnos cuenta) parece conducirnos a ese mundo dirigido por dos grandes corporaciones que controlan todos y cada uno de los aspectos de la sociedad. ¿Cuánto tardará en llegar ese día? ¿Qué será entonces "sociedad", o quiénes serán entonces sociedad?
Son preguntas que me inquietan y me incomodan, pero no puede dejar de hacérmelas. Y a la par que acabo las líneas de este pequeño artículo, no puedo si no invitar a la gente a que rompa con las costumbres que han monopolizado su quehacer diario y su tiempo libre y se anime a caminar por otras sendas: frente al monopolio del caminar por los centros comerciales, caminen por las calles del centro, busquen pequeños restaurantes, pequeños cafés con identidad propia y única, degusten platos preparados con amor y filosofía personal, elijan aquel libro que alguien ya leyó y espera en la tienda de segunda mano con mil y una historias adicionales en sus páginas amarillas, hablen con aquel librero de mirada quijotesca,... Salgan y respiren un aire que no salga de un tubo y escuchen su propia música. Encuentren poco a poco su propia esencia y encontrarán caminos y formas de luchar poco a poco con este monopolio a veces autoimpuesto por nosotros mismos.