El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

jueves, 29 de abril de 2010

Internet en 1923

¡Caiganse de culo! Sí, así, como lo oyen: ¡en 1923 ya existía internet! Y, además, aquí, en ESPAÑA. Toma ya. Yo que creía que surgió en EE.UU. a finales de los años 70 o principios de los 80 del siglo pasado.
Pues parece ser que no. Aquí, en este castizo país, ya había ¡en 1923!

Y si no se lo creen, lean:

Hay que ver lo que hacen los signos de puntuación. Todo por poner una coma en lugar de un debido punto y a parte...

martes, 27 de abril de 2010

Baneados

¡Cómo se enriquece y se empobrece a la vez la lengua! Y con ella la gente, claro, que es quienes dan forma al idioma con sus particulares rasgos de identidad. Decía Pete Seeger en uno de sus tantos discos que aprender un idioma extranjero es la mejor forma de conocer y comprender a gentes de países y usos distintos a los propios.
Aprenderlo correctamente, añado yo, sumergiendose en la gramática, la sintáxis, la etimología, el uso popular de las palabras. Si nos conformamos con aprender solamente lo básico para poder defendernos en un país extranjero en nuestro día a día -es decir, trabajar, hacer la compra, pasear, ...- entonces no aprendemos mucho, simplemente utilizamos el lenguaje como una herramienta de comunicación más, y eso es conformarnos sólo con acariciar la superficie de la vida, sin atrevernos a escarvar en su interior y descubrir preciados tesoros.

Me voy por las ramas. Una expresión muy española. De lo que quiero hablar aquí es de cómo cada vez más utilizamos en nuestro lenguaje cotidiano palabras tomadas de otros idiomas sin saber exátamente qué significa, o sin saber explicar su significado.
Estaba esta semana ayudando a mi hermana con sus clases de inglés, cuando, en el vocabulario de la lección apareció la palabra ban. "¿Que significa?", pregunté y la respuesta de mi internáutica hermana fue: "Ban, banned, pues eso, banear..."
La mujer era incapaz de explicar la acción to ban en inglés, y tampoco era capaz de encontrar un sinónimo en castellano, tan acostumbrada como estaba autilizar siempre el término en inglés castellanizado.
Ban, siginifca, prohibir, rechazar a alguien en algún sitio o impedire acceder al mismo. De ahí que se utilice continuamente en foros virtuales cuando no admiten a un usuario. El término adecuado en castellano sería prohibir o rechazar. Supongo que los usuarios hispanoablantes de los foros, sin mucho conocimiento de inglés -o con pereza por coger un diccionario-, dedujeron por uso y práctica lo que siginifcaba el término y lo empezaron a utiliazar "castellanizado".
Quién sabe. Puede que algún día lo añadan al diccionario de la Real Academia visto el camino que llevan las cosas. No me importaría ni me parecería raro, pues nuestro idioma, como otros tantos, contiene un montón terrible de palabras que hemos tomado de otras lenguas, aceptándolas tal cual o castellanizándolas: fútbol, élite, colage, por citar tres ejemplos conocidos.
Lo que me preocupa es cómo el uso por intuición de palabras estranjeras, principalmente inglesas, aún acertado, lleva a que las personas pierdan su capacidad de compresión, de análisis, de discernimiento. Empobrezcan su herramientas linguísticas a la vez que creen enriquecerlas.

La solucción está en hacer que la gente lea más, y que lea libros variados, no siempre el mismo tipo de novela bestseller de facil lectura. Ahora se ponen de moda las novelas de capa y espada tipo Señor de los Anillos, por ejemplo, y la gente debora esos libros una y otra vez, o las sagas crepusculares de vampiros, o las novelas del sueco ese. Esta bien, sí, pero cambiad un poco de género literario. Leed otro tipo de novelas, leed -con cuidado- los periódicos, leed poesía, ensayo. Adquirid agilidad idiomática y mental.

Me diréis que la culpa la tienen los medios de comunicación. Y en gran medida así es. Pero los usuarios comunes podemos empezar a hacer que las cosas cambien ¿Cómo? A travé de este medio que estáis usando, el internet, y a tavés de su madre la informática. Qué curioso que sea la informática la que más incongruencias idiomáticas ha creado, pero a la vez la que mejor las puede corregir. Y somos nosotros lo que podemos empezar por cambiarlas, pues éste es un medio en formación y nosotros somos los que le damos forma.
Los informáticos se merecen un buen tirón de orejas y unos cuantos palos al menos en lo que se refiere a las traducciones de sus programas. Por ejemplo:
File fue traducido al españo como Archvio. Evidentemente, file en inglés se usa para desginar un documento o dosier, pero también el lugar donde este se guarda: el archivo. En informática se utiliza en el primer sentido, documento (de texto, parte de programación que hace que funcione un programa) por lo tanto, la tradución adecuada al castellano sería documento, dosier,..., no archivo, pues en español eso es únicamente el lugar donde se guardan los documentos.
Si al asunto añadimos que en informática, los "archivos" se guardan en "carpetas", la hemos hecho redonda. ¿Cómo voy a meter un archivo, es decir, un mueble de varios cajones para clasificar documentos, o un edificio con el mismo fin, dentro de una carpeta? Esa es -menos mal- la lógica de mi tía, por ejemplo, maestra, lectora, persona lógica, que no sabía entonces mucho de informática. La culpa no era de ella ni del profesor de informática, sino del tarugo que tradujo así los términos.
Ejemplos como ese hay varios. Resulta que los ordenadores "se cuelgan". Señor mio, parecen suicidas. Digamos mejor, se atascan o se traban, que es la otra aceptción del término inglés hold, y la que mejor aplica a este caso. Este blog habla de "entradas" ¿a dónde? me pregunto yo. Serán artículos (de enciclpedia, o de blog) acepciones (en un diccionario) o reseñas, que son otras acepciones del término inglés entry, y que son las adecuadas en este caso.

Y no digamos ya si nos vamos al campo del periodismo: Hay mascres de personas, y eventos globales. No se confundan, nadie corta a las personas en pedacitos como un canibal de Rottenburgo ni nuestros líderes y economistas se reunen a bordo de globos aerostáticos: hay matanzas de personas -por desgracia- y nuestros malogrados líderes y economistas acuden a cumbres mundiales, pues en ellas se reunen personas de distintos países del mundo a tratar temas comunes a todos ellos (que los traten o no, eso ya es otro cuento) De todos modos, en los periodistas, para los que han llovido no sé cuántos litros por metro cuadrado este invierno, ya he perdido la esperanza. Si no saben español, mal van a aprender o utilizar otro idioma (HA llovido, señores, que las oraciones impersonales existen)

Por su puesto, no siempre es totalmente erróneo, y, a veces incluso es práctico por lo universal del término, por ejemplo, utilizamos continuamente CD por Disco Compacto, y no DC que serían las inciales lógicas en español. En este caso, todo el mundo entiende de Disco Compacto es Comptac Disc en inglés, y de paso aprenden idiomas aunque sea sólo un poquito.
Sin embargo, son expeciones a la regla. Mejor mantengamos el ojo avizor hasta que los estudiosos nos den la luz verde para utilizar los nuevos vocablos. Y aún así, no ovidemos nuestras viejas palabras, propias o ajenas, aunque solo sea para serguir manteniedo fresca y engradasada nuestra máquina de pensar.

Le mando aquí un saludo a mi buen amigo Mario quien el fin de semana pasado se refería a mi bandolera como zurrón. Qué agradable resulta pasear y conversar con gente que habla con palabras con tanto sabor.

lunes, 26 de abril de 2010

Día del Libro (de papel, no digital)

Pido perdón por llegar tarde este año. El día del libro fue el pasado viernes 23 de Abril, como seguro ya sabréis. De todos modos, cualquier momento es bueno para hablar de un libro y animar a la gente a leer. Y si nos ponemos berracos con las fechas, está bien saber que éstas no son siempre tan certeras como nos cuentan: me enteré el viernes que por lo visto Cervantes, Shakespeare y Garcilaso no murieron exáctamente el mismo día. Cervantes fue enterrado el 23, Shakespeare murió ese día pero por el calendario vigente entonces en Gran Bretaña, distinto al que marcaba la vida de los españoles en aquel momento, y de Garcilaso no se tienen datos feacientes.
¡Pues vaya!
De cualquier manera, da igual. Lo que importa es la intención. Me parece magnífico que dediquemos un día al Libro, como lo hacemos también a la Tierra y a otras nobles causas comunes y globales (perdón, mundiales, utilicemos correctamente el idioma español) Ahora sólo resta que declaremos estos días fiestas no laborales universales y reemplacemos con ellas nuestras otras fiestas patrias de partidista, nacionalista, y generalmente poco honroso parecer con el extranjero. Claro que primero tendríamos que ponernos de acuerdo en qué dias son los dignos realmente de festajar, porque hoy día se ha puesto de moda dedicarle un día a todo: desde la Tierra pasando por los aminames hasta los lápices de carbón.

Volvamos a los libros. Me vais a permitir que este año, aún con retraso, no recomiende un libro. No. En su lugar voy a recomendaros LOS LIBROS en general, no como literatura sino como objeto material.
¿Porqué los libros como objeto material? Porque con la proliferación de las nuevas tecnologías informáticas en general y de internet en particular se están poniendo de moda los libros electrónicos (ebooks en inglés) que dicen que son el futuro y que ya empiezan a hacer temblar a las editoriales tradicionales. Un libro electorónico es un libro, ya sea novela, ensayo, poesía, etc., pero, presentado en soporte digital -como un archivo pdf, por ejemplo- en lugar de impreso en papel y encuadernado. Tiene muchas virtudes, dicen: ocupa menos espacio, es más económico y ecológico, y su difusión, a priori, es mayor.
Yo no lo veo tan claro. ¿Menos espacio? Sí, claro en teoría sí, pero gracias a eso a puesto a que ahora, como ha sucedido con los mp3 y los divx -películas comprimidas- la gente se pondrá a "descargar" libros digitales como locos y archivarlos en discos duros portátiles y DVDs y acabarán un auténtico cementerio de material digital en casa. Creo que es una predicción bastante fiable.

¿Económico? Supongo que los que defienden esta postura piensan en las descargas "gratuítas" de ebooks que pueblan ya internet. Quizá no se han dado cuenta de que dichas descargas son ilegales, y, que en cuanto el sector editorial despierte y se pase al mundo digital, cosa que ya está haciendo, nos empezarán a cobrar por esas descargas, las cuales no son mucho más baratas que los libros impresos. De nuevo, comparen por ejemplo, el precio de un disco en CD y el mismo en mp3, o el de una película en DVD y la misma en DivX o similar. Y, además, tengan en cuenta que para leer sus ebooks, a diferencia de los libros tradicionales, que no requieren de ningún instrumento adicional, ahora necesitarán un ordenador, pad, reader, o como quieran que llamen a esos nuevos chismes, que de baratos sí que no tienen nada.

¿Ecológico? Aquí no tengo muchos datos, pero no creo que la industria del silicio y demás fabricantes de equipos informáticos y de telecomunicaciones -fiabra ópitica, etc.- sea una industria totaltmente no contaminante. Además, esa tradicional ecuación de libros = deforestación no es cierta. Nuestros bosques y selvas desaparecen debido a la tala indiscriminada de árboles, pero no para fabricar papel, sino para obtner madera como combustible, para edificaciones, o simplemente, porque se quieren roturar más tierras para el cultivo o se quieren "crear más espacios edificables". Por otro lado, las industras papeleras contaminan, sí, pero ya existe una legislación contra eso, creo que sólo hay que buscar un equilibrio entre la fabricación de papel y el ecosistema de modo que esta sea lo menos perjudical posible. Tengan en cuenta que la desparición total de la contaminación implicaría la desaparición total del ser humano, pues aunque no lo pretendamos, en algún grado mínimo, contaminamos.

¿Mayor difusión? Entre el 10% de personas del planeta que tienen internet en sus hogares o faccil acceso a la red o a un ordenador, sí. Pero, ¿y el resto de la gente? Me parece un punto de vista muy egoista pensar sólo en aquellos "acomodados" y dejar fuera de la estadística a la gente con menos recursos. ¿Que pasa con las personas que no pueden permitirse tender ipads, ordenadores, banda ancha de itnernet, que por desgracia son la inmensa mayoría de personas de este planeta? Fíjense que hay sitios donde ni siquera tienen luz eléctrica, o un suministro eléctrico constante y de calidad: En Ecuador, en las provincias del oriente (selva amazónica) el suministro eléctrio es muy inestable, con muchos picos de tensión y cortes más que habituales, y por supuesto, en muchos pueblos no llega el suministro eléctrico y menos el internet; ni siquiera hay buena covertura móbil. Por no decir que, si las cucarachas se comen el papel, hay también un hongo que se come los CDs y estropea toda teconología delicada.

Si creamos avances tecnólogicos, que aumenten la difusión de la cultura, que mejoren nuestro bienestar, debemos hacerlo pensando en TODOS Y CADA UNO DE LOS HABITANTES DE ESTE PLANETA. Evidentemente estos avances no van a llegar a todos al mismo tiempo, pero si lo hacemos pensando en la gente, llegarán tarde o temprano. Si lo hacemos como hasta ahora, pensando en "vender más y aumentar nuestros beneficios personales", seguro que no llegarán a todos.

Permitidme acabar con algo de romanticismo -y sentido práctico- recordando las ventajas de nuestro amigo el libro de papel: Es autónomo, no consume recursos energéticos otros distintos a los del lector -no usa electriciad, ni pilas, ni baterías-, no necesita de aparatos para poder leerse otros que los ojos del lector y unas gafas según los casos. Hay ediciones de bolsillo muy baratas. Es reutilizable, reciclable y biodegradable. Y llega a todas partes, no necesita uno necesariamente comprarlo, y dejarlo en casa ocupando sitio: sólo tiene que acercarse a la biblioteca pública más cercana y sentarse a leer, GRATIS.
Y si lo decide comprar, ¿a caso no resulta estético e incluso agradable a la vista y el olfato una habitación repleta de libros unos más grandes, otros más pequeños, unos más gordos que otros, con encuadernaciones de distintos colores, todos firmes en sus estantes, o apoyados los unos contra los otros, esperando a ser leídos?

Aquí hay alguien que explica mejor que yo las virtudes del libro:

domingo, 25 de abril de 2010

El declive de la cultura

Un profesor de historia me explicó una vez que una de las razones de la caída de la caída del bloque comunista fue que su sistema económico no contemplaba la infraestructura de comunicaciones y distribución como parte del sistema productivo. Así, en algún lugar de la URSS se producían patatas -por ejemplo- pero las tiendas de Moscú estaban vacías porque nadie se había preocupado debidamente de a dónde y cómo llevar las patatas.

Hoy en día sucede algo similar con la cultura impresa (libros, películas, discos, ...) en nuestra sociedad. Se producen más bienes culturales que nunca antes, algunos de indudable calidad, pero gran parte de ellos no llegan al público general: simplemente no se les promociona, no se les coloca en el escaparate, no se les da tampoco un mínimo de publicidad desinteresada economicamente. Claro que, ene ste caso, a diferencia de en la antigua URSS, el problema no afecta a toda la producción y no es una falla estructural del sistema, sino un acto deliberado de este: idiotizar a la gente, convertirla en dóciles "come-mierda".
Pongamos varios ejemplos:

Imaginémonos que han producido una película seria, en el sentido de "de calidad", bien hecha, con cierto mensaje además de entretenida. Estupendo. Es un signo de que el sistema sigue siendo serio y responsable, y, aunque nos bombardee continuamente con mierda de múltiples colores y sabores, también nos ofrece platos sanos y nutritivos. Sin embargo, la película recibe una casi nula promoción: se estrena únicamente en selectas salas de Madrid durante sólo unas pocas semanas, se edita en DVD sin mucha promoción en forma de "edición limitada para cinéfilos", y si la pasan por televisión lo hacen en horario de madrugada.
El resultado es que muy poca gente llega a ver la película o a enterarse siquiera de su existencia; es como sino la hubieran producido.

Del mismo modo, nuestro mercado se llena de más y más películas en DVD y libros. Algunos se vanaglorian de que por fin se editan ciertos títulos que nunca antes habían visto la luz, de la cantidad de material disponible, la calidad de parte de éste. Sí, todo esto es cierto, pero hay que ir a "buscar" este material. Tiene que ser el consumidor el que por motu propio rastree videoclubs, librerías y catálogos on-line. Nadie le va a ofrecer ni recomendar ver cierta película clásica -por poner un ejemplo cualquiera- o leer el libro de cuentos de Sherwood Anderson, por fin traducidos, pues no está -ni estará, seguramente- en el top de ventas. Tendrá que salir de él mismo. Y, aunque sea triste decirlo, todos sabemos que de él precisamente no va a salir esa inquietud por acercarse a esa cultura que no está en el candelero.
Nada surge de la nada. Si mi cultura musical, cinematográfica o literaria es tal, se debe a que tengo la suerte de tener unos padres que se interesaron por mostrarme y ofrecerme esa cultura cuando era más joven, porque tuve unos maestros que hicieron lo mismo y porque alcancé a vivir mi infancia y adolescencia en unos años en que los medios de comunicación aún promocionaban TODA la cultura. Todo esto hizo crecer en mi esa curiosidad por probar cosas diferentes y no hacer ascos, por ejemplo, a una película en blanco y negro, o molestarme por buscar y leer algo de cierto escritor que no está en las estanterías de los más vendidos del momento.
Ccuando era crío -como ejemplo de a qué tipo de promoción me refiero-, en una tarde de lluvia, encendía aburrido el televisor y me encontraba con una película de los hermanos Marx. Hoy todo lo que encuentro es el habitual refrito de telefilms y películas insulsas o que ya hemos visto cien veces.
Y el proceso, por supuesto, se acelera más día a día. Llega la TDT. 20 canales, algunos sin publicidad. Resultado: repetición de programas, de los mismos programas y las mismas películas a diferentes horarios. No hay variedad en las parrillas de televisión: el mismo tipo de película "comercial", de concurso, de reportaje en todos los canales. Fíjense por ejemplo en el programa Españoles "adinerados" por el Mundo; no bastaba con un programa, ahora, debido al éxito de la fórmula, entrevistan a gente nacional y pudiente, que vive plácidamente -como no iba a ser de otro modo- en el extranjero, en varias cadenas, llegando al extremo de que tenemos Leoneses por el Mundo, Asturianos por el Mundo, Empresarios por el Mundo, y no sé cuántos clones más.

Otro ejemplo puede ser la situacón del mercado editorial. Si han publicado un libro que te interesa, ya puedes correr a la librería y comprarlo porque en apenas unpar de años ya va a estar agotado: o bien se vendieron todos los ejemplares y a la editorial no le parece rentable a corto plazo, observando la progresión de ventas, hacer una segunda tirada; o bien no se vendió como se esperaba y han saldado los restos de stock.
Todo son prácticas orientadas no al ofrecer cultura, sino al vender más cantidad de productos, obtener un rápido beneficio económico.
Hoy domingo la mayoría de diarios de este país llega a los kioskos con una "película gratis". Parece que los editores han descubierto cómo ganar más dinero: "Puede que a la gente no le interese leer mi periódico, pero, si les regalo x DVD, por lo menos lo comprarán y así aumentaré mis beneficios". Y la treta funciona:
-Oye, si sales cómprame el ABC.
-¿El ABC? ¿Vas a leer eso, tú que votas siempre a Izquierda Unida?
-Es que regalan la peli de Cadena Perpétua.

Denigrante. Evidentemente, no tiene mucha intención de leer el periódico, que acabará olvidado por alguna esquina del salón. No hace mucho que vi a una persona comprar un periódico el domingo, tomar el DVD de regalo, y arrojar el periódico al ocntenero de reciclado de la acera de enfrente. Por lo menos lo echó a reciclar.
Lo que se trasduce de esto es, en este caso, el poco amor de los editores de prensa por la cultura: les da igula lo que cuente su diario, pues les da igual si la gente lo lee o no, lo único importante es vender más, aunque nadie los lea.
Cuando yo era más joven por lo menos regalaban coleccionables, de manera que uno acababa encuadernando un libro de interés y calidad en muchos casos: aún conservo dos magníficos atlas de España, uno físico, otro político, que fueron en su día coleccionables de El País, o un interesantísimo libro de John H. Elliot publcado como coleccinable con motivo del 500 aniversario del descubrimiento de América.
Hoy El País regala la película Señales del Futuro, protagonizada por Nicholas Cage. Quizá la vea, no sé. Lo que si se es que en cualquier tienda encontraré no una, sino 20 DVDs de Señales del Futuro, incluso creo que la pasaron por la tele hace un par de días; mientras que el libro de Elliot por ejemplo seguro es mucho más dificil de encontrar y haría mucho más bien a la gente que otra película más.

Come mierdas. Nos quieren convertir en come-mierdas, es la solucción contra el paro, las protestas. La anestesia perfecta para tener a las masas contentas y dóciles. Y es rentable, como decían los dos comentaristas del TV "desconectados" en la película El Planeta Libre (La Verte Belle, 1996) de Coline Serreau: Come mierdas, ocupa a la gente, no cuesta nada producir mierda y encima no vale para nada. PERFECTO.

sábado, 24 de abril de 2010

Dia de fiesta

23 de Abril, día de fiesta ¿Por qué? dirán algunos. ¿Por ser el día del libro? No, no es por eso, aunque no estaría mal: ¿por qué no declaramos el día 23 de Abril día no laborable, llevamos a todas las personas a las plazas de los pueblos, a las escuelas, teatros, emiciclos, y les entregamos a cada uno un libro, con la obligación -sí, obligación- de que lo lean y compartan parte de él con las demás personas, como símbolo de saber y valores universales?
Es un sueño bonito. Se reirían algunos si lo quisiésemos llevar adelante y nos mandarían a la porra, ahora bien, estoy seguro de que los primeros en portestar serían mis conciudadanos de Castilla y León: "¿El 23 de Abril? No, de ninguna manera, es nuestra fiesta".

Aquí en España tenemos probablemente el calendario festivo más florido y variado que conozco. Se mancienten fiestas religiosas -en un estado aconfesional-, hay fiestas de caracter nacional, aunque pocos, salvo los fachas, desfilan con la bandera, y también cada comunidad autónoma tiene su día. España debe de ser el país con más días festivos, es decir, no laborables. No me quejo, es parte de nuestra genética mediterránea y estoy orgulloso de nuestros "puentes". Lo que me hace gracia es lo que festejamos o cómo lo festejamos.
Empiezo por el cómo porque es más facil: nos da igual que sea el día de nuestra comunidad autónoma, el 1º de Mayo, la Constitución o Viernes Santo: el común de los mortales lo que hace es día es dormir más horas y comer tarder. Muchos agarran la maleta y se van de fin de semana o "de puente". Todo lo que saben de ese día, todo lo que les importa es que es un día de color rojo en el calendario y eso quiere decir que no hay que ir a currar ¡Viva! No reprendo a estas personas, es más, me uno a ellas, no sy dado a festejos y no me gustan las fiestas patrias porque o me identifico con ellas.
No, no me llamen anti-patriótico. Soy patriota como el que más, quiero a mi país, a mi gente, pues es la gente con quien me crié, que me saca adelante, que me entiende tal como soy, que comparte conmigo un mismo pasado y futuro comunes; aunque a veces nos peleemos y haya discrepancias de opinión y formas de vivir. La dialéctica es así: unos dicen soy otros arre y, aunque no lo parezca, al final el burro se ha movido unos pasos.

Si no celebro fiestas patrias y similares es por lo que se celebra en ellas. Pongamos un ejemplo: 23 de Abril, día de Castilla y León. ¿Por qué? Porque el 23 de Abril de 1521 fueron ajusticiados en Villalar los comuneros.
¿Cómo podemos festejar eso? ¿A santo de qué?
Pongámonos en el contexto histórico. Brevemente: Carlos I, heredero de las Coronas de Castilla y Aragón llega a España en 1517. Ha nacido y se ha criado en lo que hoy es Bélgica, su relación con "España" hasta entonces se reduce casi únicamente a sus lazos sanguíneos (Recordemos, es hijo de Felipe el Hermoso y Juana de Castilla -La Loca-). Ante su llegada, muchos dudan en reconocerle como heredero al trono y se "levantan" en favor de Juana la Loca.. El propio Carlos parece más interesado en la política europea (es aspirante al título de Emperador del Sacro Imperio Germánico tras la muerte de su abuelo) y en 1520 se marcha a Aquisgram. Deja una regencia, que tiene que hacer frente a los levantamientos de las Comunidades que aprovechan el vacío político para expresar su descontento.
Pero, ¿Quiénes son esos que se levantan? Son la burguesía adinerada castellana que quiere entrar en el juego político, población urbana apoyada por ésta, y campesinos que aprovechan para manifestarse contra el poder opresor de los señores feudales. No es de extrañar que la aristocracia castellana se ponga pronto del lado del regente y derrote a los comuneros en Villalar.

Bien, entoces, si estos son a grandes trazos los hechos históricos, ¿por qué celebramos el 23 de Abril como día de Castilla y León? ¿Porque el movimiento comunero se centro principalmente en el territorio que hoy equivale -más o menos- a la Comunidad de Castilla y León (con perdón de Castilla la Nueva, todo hay que señalarlo)? ¿O por el hecho de que fueran ajusticiados en Villalar, acutal provincia de Valladolid? Me parecen nimieces sin importancia.
El movimiento adquiere otro siginificado si lo vemos como precursor de los posteriores movimientos liberales, ahí sí tnedría sentido celebralo o al menos recordarlo como un momento histórico en que la burguesía se levanto contra el poder de la nobleza; pero, ¿como fiesta de Castilla y León? ¿Castilla y León que símbolo de oligarquía, de conservadurismo, donde siempre gobiernan los mismo y los partidos de izquierda lo dan siempre todo por perdido? Señores, lo siento pero no pega. Otra fecha quizá, pero esta precismante no.

En su lugar, dejénme proponer el día de la coronación de Fernanado III como rey de Castilla y León en 1230. Significó la unión definitiva de los dos reinos y el comienzo de una época de esplendor económico, político y cultural (el siguiente monarca castellano-leonés, como dato adicional, fue Alfonso X el Sabio)
Claro que la forma en que llegó Fernando III a unir las dos coronas -por herencia, era hijo del rey de León Alfonso IX y de Berenguela, que ostentaba los derechos de la Corona de Castilla tras la muerte de su hermano Enrique I- carece de acción y emoción y no vende. Si a eso le añadimos que habla de lo que nos une y no de lo que nos diferencia del vecino, en este mundo actual de "ismos" (nacionalismos), no creo que muchos apoyen mi propuesta.
Aquí la dejo, no obstante. Piensen sobre ello. quizá encontremos por fin algo que nos identifique a todos y que estemos gustosos a celebrar llenos de orgullo en nuestros días no laborables.

martes, 20 de abril de 2010

Espacios urbanos

Este pasado fin de semana tuve la oportunidad de conocer Miranda de Ebro, gracias a la invitación de un viejo y querido amigo -mi más viejo amigo, no por su edad, sino por el hecho de que nos conocemos desde que ambos teníamos 4 años-.
Cuestiones de amistad a parte (se me ocurre ahora un posible artículo en el blog al respecto), Miranda de Ebro, era, por alguna razón una ciudad cuyo nombre venía de vez en cuando a mi mente. No había estado antes, sin embargo, por aquello que le dicen a uno de "allí no hay nada" en el sentido de que no hay nada artístico que ver: no hay grandes monumentos ni barrios antiguos de piedra dignos de admirar. Sin embargo, ahí estaba ese nombre, en negrita sobre el mapa de España, como punto capital del extremo norte de la provincia de Burgos.
No voy a entrar en la historia de la villa y su importancia en siglos pasados. Ni siquiera la conozco. Alguno me tirará de las orejas, por eso de que soy historiador, y por ende debo preocuparme de conocer esos datos, pero, por un lado, en estos días que vivo me interesan más las gentes de ahora que los personajes pasados, y por otro, historiador no es sinónimo de cronista o de enciclopedia andante. Lean a Enrique Moradiellos si quieren saber qué es realmente la historia y el historiador. (Argumento para otro articulo de blog, tomo nota)
Veo que me voy por las ramas de una manera más que la habitual en mi. Pero he visto que a veces hay que establecer los parámetros en los que uno va a hablar de un tema para así evitar comentarios fuera de lugar.

La razón por la que Miranda de Ebro esté resaltada en los mapas políticos de España, y la razón de que su nombre ocupe parte de mi inquietud personal por viajar y conocer, se debe aque es un punto de enlace importante en la red de ferrocarriles española. Ese hecho de ser encrucijada en las vías férreas es seguramente lo que llevó en su día a mucha gente a vivir en Miranda, y lo que hizo también que se instalasen en sus alrededores varias industrias; industrias hoy día deprimidas y casi en desparición (una papelera, una azucarera,...) por dejar de ser rentables según los cánones de esta economía neoliberal que vivimos, por cuestiones de competencia y mejores oportunidades en otros lugares donde la administarición autonómica da más ayudas a las empresas según me dicen.
Así, Miranda de Ebro es hoy día una pequeña ciudad deprimida que intenta conservar algo de su anterior esplendor. Situada al norte de la provincia, está más vinculada para bien y para mal a Vitoria, en el País Vasco, que a Burgos capital, de quien los mirandeses se quejan de cierto avandono. Para bien y para mal porque las mejores oportunidades para la instalación de industrias en el vecino País Vasco han contribuído a la depresión económica de Miranda, para bien, porque gran parte de los habitantes de Miranda residen en la ciudad gracias a que trabajan en Vitoria.

Miranda tiene aún su vida diaria y nocturna, sus gentes, no me malinterpreten, y también su encanto, su rincones curiosos, graciosos, e incluso dignos de ver artísticamente. Me llamó especialmente la atención la clara división entre la ciudad moderna, crecida a apartir de mediados del siglo XX, y situada a una orilla del río, y la ciudad antigua, la Miranda de toda la vida, situada a la otra orilla del Ebro, lo cual le da a la segunda un aspecto tranquilo de pequeño pueblo de provincias, con sus calles estrechas y sus casas de piedra.
El otro asunto que me llamó especialmente la atención fue, en una ciudad donde no hay a penas monumentos artísticos de destacar, el empeño del ayuntamiento, supongo, en catalogar y destacar todos los edificios de la ciudad que puedan tener algún interés arquitectónico por remoto que este sea. Así, un lee constantemente: Edificio del s. XVIII, o casa de viviendas del s. XIX, o edificio de principios del s. XX. Acaba resultando, desde mi punto de vista, un tanto monótono y excesivo. ¡Imagínense si al alcalde de León, por poner un ejemplo, se le ocurriese hacer lo mismo! Creo que hasta en la puerta de mi casa encontraría un letrerito describiendo su singularidad arquitectónica.
A decir verdad, hay que reconcer, además, que en Miranda del Ebro, sí que tienen auténticas singularidades arquitectónicas, y es que, en pocos sitios he visto ejemplos como los que hay en Miranda, de reutilización y reconversión de edificios a lo largo de la historia. El castillo, por ejemplo, fue derruído casi totalmente a principios del pasado siglo y convertido en depósito de agua, o como ejémplo máximo, una iglesia gótica que, vendida en el siglo XVIII, fue reconvertida en viviendas y así, aunque ahora abandonada, se conserva actualmente. Todo un ejemplo de que el gusto estético, el valor artístico que damos a la arquitectura, o incluso el valor histórico y cultural de la misma, es una concepción muy reciente. Hoy día imágenes como las de esta iglesia nos causan asombro y horror y nos hacen preguntarnos cómo pudieron permitir que eso sucediese, o como pueden mantenerlo así, pero, sin embargo no es nada tan raro: la misma catedral de León presenta añadidos barrocos o neoclásicos que rompen sus pulcras líneas góticass.
Personalmente, lejos de una restaruación artística de la iglesia de Miranda, yo abogaría porque la dejasen así, pues tanto o más es ejemplo de nuestro pasado y de nuestras gentes pasadas, con su ideolgía y costumbres -tan válidas como las nuestras actuales-, como ejemplo del pasado sería una perfecta e intachable artisticamente iglesia gótica.

Como ven, todos los rincones de la geografía de un país tiene su encanto, aunque no destaquen en las guías turísticas por tener monumentos, parajes naturales o algún plato gastronómico especial. Sólo hay que probar suerte y dejarse llevar entre callejuelas y gentes. Una manera de hacerlo puede ser como hice yo, o mejor dicho, como la amistad y la casualidad quiseron que hicese yo: hospedense en una pequeña ciudad "sin encanto" para ver una gran ciudad monumental que esté próxima. Matarán dos pájaros de un tiro. Se llevarán dos sorpresas en una, y no sabrán decir cuál es más grande.

miércoles, 14 de abril de 2010

Barracas de feria, kioskos

Esta semana he vuelto por la facultad de la universidad para realizar ciertos trámites "burrocráticos" que me traen de cabeza. No voy a entrar en ellos porque me pongo de mal humor. El peor invento de los franceses, sí, la burocracia. Creo que ya lo he dicho otras veces. Responsable de la tala indiscriminada de árboles para hacer papeles y más papeles la mitad de los cuales no llevan a ningún sitio, y responsable también de unos cuantos dolores de cabeza, ataques de nervios, asesinatos reprimidos, ...

Han pasado unos 4 desde la útima vez que entré. La facultad está idéntica, no han cambiado nada, ni siquiera a los profesores, que parece que no se jubilan nunca, ni siquiera a los alumnos que tienen la misma pinta de post-adolescentes, unos perdidos, otros creídos, ninguno crecido, que tenía yo cuando estaba en la universidad. Los tipicos corrillos de jovenes "progres" con palestinas y holor a porro, eso sí ahora a las puertas del edificio porque dentro está terminantemente prohibido fumar. Eso es quizá lo único que ha cambiado. Quizá ahora un pueda mear a gusto pillar colocón en el servicio.

Pues bien, estaba yo dando vueltas a un buen mazo de papeles, sueltos encuadernados, entre las manos, en el piso, entre las piernas... Parecía Groucho Marx consultado libros de apuestas en Un día en las Carreras. En mi cabreo interior (¿Cómo pueden no haber digitalizado todavía todos esos papeles en una universidad?) primero pensé en tirarlo todo al suelo y mandarlo todo a la gran M., luego recapacité y me senté en un banco tras una enorme mesa en uno de los extremos del hall. Ni idea, ogian, de para qué estaba esa mesa ahí. A mi me vino de perillas.
Ahí estaba yo en mi mesa, enfrascado en mi monaña de papeles cuando se me acercan dos estudiantes y me dicen: "Perdona, ¿nos dejas? es que vamos a poner el kiosko?"
¿El qué? Antes de que pudiese procesar lo que me habían dicho, ya estaba poniendo encima de la mesa cajas con gominolas, bolsas de patatas fritas, una empanada de hojaldre para vender en porciones...

¿...? Ladedios, como dicen en Asturias. Cuando yo estudiaba había unas máquinas automáticas expendedoras de café, refrescos y chucherías variadas. Antes de que nos las pusieran (fue el gran logro de comité de estudiantes en 5 años, y hubo que esperar a ¡un cambio de Decano! para que se materializase), antes, cuando yo llegué mi primer año, ibámos a la cafetería que está justo a tiro de piedra saliendo por la puerta de atrás.
No se. Supongo que se estropearon las máquinas. O que costaba mucho el mantenimiento. Quiero creerlo. Aunque más bien me temo que algún estudiante en la representación estudiantil de la ahora politizada universidad tuvo la feliz idea, ¡pidamos que nos dejen abrir un kiosko! Y yo que me peleaba con mis alumnos de 15 años en el colegio el curso pasado porque todo lo que pedían a través del consejo de estudiantes era "paseo a la punta", "botellón de agua en cada clase", y similares. ¿Cómo iba yo a lograr que mis alumnos hicieran peticiones serias si ni siquira los serios estudiantes universitarios las hacen?

Supongo que me hago viejo y me olvido de como era yo en aquellos años. Recuerdo la interminable cola que se formó cuando intermón instaló una máquina que servía cafés de "comercio justo". De repente, toda la facultad se volvó solidaria y empezó a formar cola ante la maquinita, hasta la dejaron ahí bastante tiempo después de que acabase la semana de comercio justo, pues, no se si solidario, pero más cómo de caminar hasta la cafetería si era.
Recuerdo también la cara de un profesor cuando leyó en el programa de las fiestas patronaes "Concurso de Tute y Parchís". -"Esta facultad parece una barraca de feria", comentó entre risas.

En fin. No sé qué hace un kiosko suigéneris en el hall de mi facultad. A mi me produce risa y cierta lástima, no se porqué. Eso sí, más pintoresco que ir a la cafetería sí es.

Hay cosas que nunca cambian. Como ven, seguimos viviendo en una película de Fellini. Y me gusta, sí, me gusta, aunque me queje, me gusta, lo llevo en la sangre. ¡Qué sería de nosotros sin este hacer tan latino, tan mediterráneo!

domingo, 11 de abril de 2010

Censura

¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? es el florido (o más ilustrativo) título español de la película Avanti!, una comedia de 1972 dirigida por Billy Wilder y protagonizada por Jack Lemmon y Juliet Mills. Aquellos de los lectores de este blog que no la hayan visto o tenga (o puedan tener) intención de verla, que no sigan leyendo, porque voy a destripar el argumento del film y por lo tanto algunas de sus sorpresas. Avisados están.
Avanti! (uso el título original que es más breve) narra la historia de un ciudadano estadounidense, Wendell Armbruster (Jack Lemmon) que viaja a italia para retirar el cadáver de su padre, que ha muerto en un accidente de tráfico. Lo que el ingénuo Armbruster desconoce es que su padre no iba a Italia todos los veranos a descansar un mes en un hotel/balneario, sino a encontrarse con una mujer inglesa con la que mantenía affair que duraba ya diez años.
No destripo más. Se pueden imaginar lo que sucede en la película el divertido -por qué no- dilema moral de un recto y conservador americano, marcado por todos los esquemas de padre familia y trabajador hombre de negocios, cuyo padre está en los más altos estándares de la decencia y el American way of life; sobre todo si el dilema se ve aderezado por la presencia de la hija de la difunta y toda una larga serie de pintorescos personajes italianos en las más pintorescas situaciones, como las que sólo sabe realizar el inigualable Billy Wilder (director de Con faldas y a lo loco, Uno, dos, tres, El apartamento, ...) En sí, una típica comedia romántica, eso si, de las buenas, de las muy buenas, de las que por desgracia ya no se hacen.

Bien. Anoche estaba volviendo a ver la película, ahora en DVD, doblada castellano porque el DVD no trae subtítulos en español, cuando, en una determinada escena, el idioma cambia a inglés y aparecen subtítulos. ¿Qué es esto? ¿Un error de edición? No. Todo lo contrario, una rectificación. La reposición en su lugar, del el trozo de película que se llevaron las tijeras del censor.
Pongámonos en situación. Estamos en los años 70 (parece que la película se estrena en España en enero de 1974), años liberales, sí, liberación de la mujer, liberación sexual, cambio en los roles en el hogar..., claro que, en Europa. En España aún mandaba El Abuelo, como decía un profesor mío de la universidad, y las libertades estaban bastante más recortadas. En el cine, estos recortes los hacía un oscuro -supongo- personaje llamado censor que estaba encargado de ver toda película y decidir si el público español podía verla o no, o si podía verla tal cual, o por el contrario necesitaba ciertos retoques debido al contenido político, subersivo, poco moral, ofensivo, etc... que hubiese en el film. No es de extrañar que películas como El gran dictador de Chaplin o Z de Costa-Gavras, no se viesen en España hasta después del régimen franquista, los mismo con clásicos de moral cuestionable como Gilda. Pero, sobre todo, lo que se censuraba era la pecaminosa carne. Besos, desnudos, etc eran recortados de prácticamente cualquier película, temerosos no se de qué exáctamente. ¿Una ereción en masa del reprimido público masculino de entonces? No, supongo que no, más bien, ejemplo de moral casta y conservadora para tener contenta a la sociedad casta y conservadora y dar sensación de que las cosas seguían funcionando.

Lo que llama la atención de este caso particular, es que el argumento de Avanti! es totalmente censurable bajo los cánones de la época en España, pues la película narra una situación poco moral y encima la justifica: ¿por qué no echar una cana al aire, tener una pequeña aventura, auque se esté casado? El espectador incluso acaba haciéndose complice de los protagonistas, y acaba, como ellos, con una sonrisa en la cara. No, al censor no le interesa el argumento, es una comedia a fin de cuentas, lo que le lleva de las iras son los desnudos, y así, toma las tijeras y elimina de la película los pechos denudos de Juliet Mills y el trasero de Jack Lemmon.
Hoy día causa gracia. Al menos a mí. No por el tijeretazo en sí, sino por el contesto en que se hace. Al fin de cuentas, a ninguna parte van dos tetas al aire, ni entonces y menos aún ahora. La gracia me la causa la maestría de gente como Billy Wilder para disfrazar una historia, para hacer malabarismos y darle vueltas, y pasar así ante las narices del censor sin que éste se de cuenta de lo que realmente sucedía en la película.

Me encanta ver películas de décadas pasadas en las que la censura, explícita como en España, o implicita como sucedía en las democracias europeas o en Estados Unidos, hacía a guinistas y directores estrujarse el cerebro para lograr contar lo que querían contar, y además, hacer pensar al espectador, plantearle dilemas, problemas, abrirle a un sin fin de opciones que la moral, siempre conservadora, le escondía bajo llave en los baúles más recónditos de su cerebro.
Hoy día ya no hay censura, o eso se dice. Yo no estoy de acuerdo. Más bien creo que la censura de hoy en día es mucho más dificil de detectar, es una censura subliminal, encuvierta. Parece que los señores censores están ahora en todas partes y han aprendido la lección: lo que deben hacer es impedir que el espectador piense. "Sr. director puede sacar usted toda la sangre, desnudos y sexo que quiera, pero nada más. Que sea algo directo, sencillo y que no implique usar el cerebro." Así, nos creemos en la sociedad más libre, porque podemos ver sexo en las películas, mientras que no nos damos cuenta de que el argumento de estas es cada vez más simple y de que cada vez se ponen más trabas a aquellos directores que quieren contar "una histoira diferente". "No esa película que quiere hacer usted es complicada, no vende, no la van a entender, no se la producimos, no la distribuímos."

Nos han engañado, hipnotizado. Cegado con sangre, vísceras, desnudos, sexo. Nos creemos libres, sin ataduras, y sin embargo, somos marionetas colgadas de un hilo, con nuestras libertades aun más recortadas, pues si hay algo peor que no ser libre, es el no tener interés por ser libre.

Acá dejo los pechos desnudos de Juliet Mills como recuerdo y aviso.