El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

jueves, 22 de octubre de 2009

Alcachofa

¿Habéis comido alguna vez alcachofa? Creo que esta verdura es uno de los misterios de la naturaleza. Uno la prueba y todo lo que come despuésya no sabe igual, cambian totalmente los sabores durante un largo rato. No se porqué y no quiero saberlo. Que nadie me conteste aquí científicamente. Prefiero el misterio y la magia infantil, como en Albanta.

El caso es que me siento estos días como si me hubieran inyectado jugo de alcachofa en ven durante un año. Nada acá me sabe igual. No hablo de la comida, mi paladar nunca fue exquisito y ahora aún menos. Hablo del tiempo, de la gente, del aire, de las inquietudes propias y las de los demás, de los sentimientos, de los pasatiempos y días de ocio.
Todo se me ha vuelto irrelevante e insustancial. No entiendo a la gente: corre, lucha, se pelea, sufre, se divierte; y yo no encuentro sentido a sus prisas, sus luchas, su sufrimientos, sus diversiones. Me parecn carentes de importancia, supérfluas, y me porovocan la risa o rabia. No consigo tomar parte de ellas, de la vida de aquí, porque ha cambiado sus sabores. No me sabe igual una cerveza un sábado por la noche, porque no me sabe igual ése sábado por la noche; no me sabe igual la preocupación familiar, la lucha diaria de estas gentes, porque ya no es preocupación para mí, ya no es lucha que merezca la pena batallar.
Si antes veía las cosas de otro color, ahora es una mezcla extraña de colores que cambian. Todo es extraño. Al principio me resultaba divertido, como cuando bebes agua después de comer alcachofa ye intentas decir a que sabe ese agua, pero después de un tiempo deja de ser divertido el juego y uno empieza a preocuparse y desquiciarse, buscando una cura, una solucción, forazándose por adaptarse y recuperar los sabores "estantar".
Yo no puedo. Supongo que es porque esto no es ni droga ni enfermedad.

Me fui y me desperté un día moreno y de ojos dorados. No lo sabía entonces, pero lo se ahora en esta extraña tierra que ya no es tan mía como lo era antes ni yo soy tan suyo.
Ojalá todo el mundo comiese alcachofa como lo hice yo.

Volver y empezar

La vida le da a uno vueltas, le sacude, le hace sufrir. También le da alegrías, por supuesto. Y con todo eso le va criando, educando, enseñando. Más que los libros, más que los consejos sabios, más que las experiencias puntuales que nos safisfacen durante unos breves instatnes, es la vida misma, las cosas pequeñas que día a día nos acontecen y no entendemos, las que nos enseñan.
Sucede que no nos damos cuenta en el momento en que acontecen, que tiene que pasar un tiempo, que tenemos que ver los hechos pasados en la lejanía. Entonces nos damos cuenta de lo que fueron, lo que significaron.
Nuestra primera reacción suele ser de enfado, de rabia por no haber tomado otro camino o no haber seguido por aquel que caminabamos entonces. Luego nos damos cuenta de que las decisiones son parte del camino de nuestra vida y que por mucho pensarlas no van a resultar mejores o peores, simplmente va a quear psotergadas o tristes y olvidadas.

Suelen ser los fantasmas del pasado los que nos persiguen y nos hacen dudar de nuestras decisiones, dar y dar vueltas a nuestra cabeza, mezclados con los sentimientos y sensaciones del que surgen de nuestra vida presente. Es entonces cuando uno lo pone todo en la balanza y, nervioso pues no logra un equilibro estable, elige y luego, tiempo después, en frío, piensa.
La vedad es, supongo, que la vida tiene que ir hacia adelante, siempre. Es movimiento. Y además tiene que haber siempre cierto factor de riesgo. No busques la seguridad futura, si lo haces te hundes en la arena del tiempo caminado para atras.

Los fantasmas del pasado están ahí, y lo acosan a uno mientras camina por su vida, y lo hacen a uno volver. Obediente, uno regresa, pues teme que más que espantarlos y enfrentarlos lo que está haciendo es huír, y se equivoca.
Puedes volver a casa pero no puedes volver atrás. Lo dice una canicón country. No se puede volver atrás en el tiempo y no se puede volver a ese otro atrás de cuando uno pensaba de otra manera. No se puede.

Fuego cruzado

Hay guerras en las que no muere nadie. Guerras internas que cada uno lucha silenciosamente en su interior sin que nadie lo sepa, sin consentir que una llama de ese fuego y esa tensión interna se asome a traves de los ojos; hay gente templada de carácter que lo consigue, hasta que la guerra ya le ha corroído todas sus mejores defensas y ésta sale afuera desmoronádole.
Hay guerras cercanas y lejanas. Guerras en las que muere gente en desiertos y tierras infértiles sembradas con sangre en lugar de semillas. Y hay guerras también acá, en estas tierras en paz. Guerras sin muertos. Guerras frías latentes, que luchan las personas de esta sociedad herida por si misma, no con armas de fuego sino con palabras, con gestos, con miradas, con cifras sobre un papel, representaciones irrisorias y ridículas de motivos materiales inútiles y falsos que son esgrimidos como motivo de guerra.

Lo peor en todas las guerras siempre resulta el estar en medio de los dos bandos que se enfrentan. No elegimos, somos puestos en medio y obligados a elegir entre blanco o negro, un bando u otro. Hay que tomar posición por uno de los dos. Todo el mundo lo hace. Todo el mundo lo debe hacer, está escrito. Es costumbre. Es lo normal.
Pero, uno entre un millón, de pronto, en algún lugar, una voz se alza y dice: "¡NO! Ninguno de los dos tiene razón en este entuerto, ninguno está totalmente equivocado, lo que sucede es que están ambos ciegos de envidia, dolor y resentimiento".
Y decidido en su determinación, se mantiene firme y seh ace a un lado. Crea su propio partido en lugar de tomar partido y es llamado "loco", "enfermo", pues, temerosos de que se caiga su sistema, los dos bandos enfrentados tienen que modificar, llevar de vuelta al redil si no desturír a aquel de la voz disonante. Y entonces, este no se ve a un lado, sino en medio de un fuego cruzado que le rodea cada vez más, que le ataca por la espalda cuando se da la vuelta y que le impulsa a huir a otras guerras, quizá personales, quizá distantes y reales...

Sin embargo, atrás, en casa, la guerra sigue y le persigue, pues ni el tiempo ni la distancia pueden apagar el fuego, solo el olvido y el perdón.

lunes, 19 de octubre de 2009

II.

¿Por qué te has vendido? ¿Por qué has dejado que te pongan nombre, cara, color? ¿Por qué has dejado que hagan de tu voz leyes inquebrantables?
Sólo se que no eres de nadie y eres de todos. Aunque se empeñen en hacerte privado. Yo te ví, en la gente, gente distinta, gente que dice que eres distinto y te pone diferentes nombres. Pero yo te vi. Te ví en todas esas gentes, y no tenías nombre y eras simpre el mismo.
Me encuentro contigo todos los días. En el libro que leo. El la película de esta noche. Algo en mi interior me lleva a buscar la marca de poesía en libros de ciencia ficción y películas disfrazadas. Te siento. Te cruzas en mi camino a través de las palabras de aquel que fue ateo, en las obras de aquel que no visita tu casa, porque sabe que tucasa no es de piedra. Tú lates en el viento y en la respiración, en aquel que no trabaja para tí porque sabe que tú no tienes empleados a tu cargo.
Te siento. Y quiero hablarte. Como te hablé con mi mirada, mi corazón y mi cansancio. Entro en ese edificio imponente, miro los retablos, me arrodillo. Y me encuentro vacío y frío como la pared de piedra. No entiendo los rezos y los cantos, se que no estás en ellos. Son palabras vacías, odas y ritos para el redil, para el poder, pero no para tí.
Sago y una vez más me pregunto ¿Por qué te has dejado comprar, encarcelar, etiquetar?
No lo sé.
Pero sé que tu nombre no se escribe con mayúscula.
Se que te cualesquiera nombres que te pongan, eres tú.
Se que no vives en edificios, que tu palabra no está recogida en gordos libros cual código legal.
Se que descansas en el corazón y tu voz es la que habita en el fondo de cada ser.
De tí sólo se que no eres de nadie.

I.

Renegué de él. El confortable camino infantil en cuya senda me orientaron se tornó primero llano y aburrido. Quizás no tuve paciencia en mis años de fin de niñez. Quizás otros caminos, más fáciles y brillantes y dulces atraparon mi atención por parecer más entretenidos.
Más tarde mi conciencia creció. Volví atrás y adelante en la Historia, encontrándome a mi paso con guerras, manipulaciones, hombres llenos de ego queriendo impner a otros sus ideas, considerándose superiores.
Renegué de dios y ley. Renegue de extructuras. Y en mi ateismo iconoclasta me lancé adelante en mi vida, huyendo de cualquier manifestación de él, rechazándola con fuerza.
Acabé sólo y vacio y sin rumbo y él me llamó a una tierra verde. Y allí, en la sonrisa de unas caras bronceadas por el sol, en el brillo de unos ojos lavados por la lluvia, en el sudor del trabajo diario, en los atardeceres con el sol ardiendo raudo en un cielo infinito, sobre una tierra virgen con el sonido de la naturaleza eterna, le encontré.
Se que está ahí, lo se. Se que también está en mí, lo siento. Aunque lo olvido y me pierdo otra vez cada día.

Stalker

El cine de Andrei Tarkovsky es uno de los más sugerentes y personales que he visto. Nadie rueda películas como Andrei Tarkovsky. Nadie consigue transmitir ideas y conceptos como él lo hace, y consigue además que lleguen bien dentro de uno, identificándose con las situaciones o viendo en ellas un reflejo del tiempo que se vive, lo cual además adquiere para mí aún más relevancia al tratarse de historias muy personales o estar "disfradas" con colores y sentidos. Tarkovsky es el poeta del cine. Su manera de utilizar las imágenes, el movimiento, la luz y el color, la música y las palabras, es única. Uno puede sentir la lluvia fría o cálida de una película de Tarkovsky, puede compartir la angusta, la incertidumbre, de los personajes de sus largometrajes. Recuerdo ahora, según escribo estas líneas, un artículo (¿O fue un cuento de ciencia ficción?) sobre las posibilidades de una película que además de imágenes y sonidos tuviese olores. "Odorama" o algo similar. Estoy seguro de que Andrei Tarkovsky completaría el cuadro de haber tenido semejante tecnología.
He de reconocer que la primera vez que vi una película de este director (el film elegido para mi debut fue Solaris) me quedé dormido en el sofá. La lentitud, la parsimonia de estas películas, el profundo mensaje o mensajes que transimte, hacen necesario que el espectaro esté bien despierto y descansado y con todos sus sentidos puestos en el filme. Aún así, normalmente es necesario incluso ver la película un par de veces, dejando un tiempo de reposo entre ambas para que la película se aposente poco a poco en nuestro interior.
Si uno lo hace así, el cine, éste cine, le sorprende gratamente. Aún no he visto toda la obra del autor soviético (apenas 7 largometrajes y 3 cortos) pero de momento, dos de sus películas, Solaris y Stalker, están ya entre esa lista de películas que considero alimento para el espíritu. Son filmes las dos, de ciencia-ficción, pero la ciencia-ficción aquí no es más que el cascarón. Un decorado exterior que encierra mensajes como el encontrase con ese dios negado, enfrentar las pasiones, comprender el mundo de los demás, confrontar los fantasmas del pasado, buscar la Respuesta...
Se me hace dificil enumerarlo. Creo que cada uno ve algo diferente. Porque son conceptos que tienen diferente forma y color según cada persona. Pero están ahí, en el interior de cada ser humano, y, aunque cada uno les disfrace con un rostro o un nombre distintos, el concepto es el mismo, son valores, sensaciones, necesidades humanas universales, que, cada día con más frecuencia, desterramos de nuestra vida, las cubrimos y enterramos escudándonos en nuestro fío empirismo o en nuestra aún más fría política. Renegamos de ellas, aunque forman parte de nuestro más profundo ser.
Stalker comienza con un metorito caído sobre la tierra y unos hombres que avanzan hacia el. El resto del camino le toca descubrilo a cada uno, a los personajes ficticios del largometraje y al espectador.
Respiren hondo, relajense, y, vien despiertos, déjense llevar. La vida se convierte después en algo mas íntimo y universal a la vez. Lleno de alegría por el descubrimiento, pero también de dolor, pues uno no existe sin el otro. Se convierte en un rico mosaico de colores y tonalidades y ya no es esa vida en blanco y negro, bien diferenciados y separados, que nos enseñan a vivir día a día.

Pete Seeger: La fuerza de una canción

No se cuantas reseñas he escrito ya sobre este músico en el blog, lo que sé se es que seguramente esta no será la última. De alguna manera misteriosa, la música, la vida, el ejemplo de este hombre viene a buscarme una y otra vez y me dice en clave "adelante, no te rindas".
Este mes he vuelto a ver -una vez fue suficiente, pero tenía que volverla a ver- una película documental titulada Pete Seeger: The Power of Song, que el director Jim Brown ha hecho recientemente sobre la vida de este singular hombre de nombre Pete Seeger.
Conocía ya de sobra la trayectoria musical de Pete Seeger, sabía de su labor como activista social, de sus luchas y sus ires y venires por esta vida para sacar adelante las ideas y proyectos más peregrinos y utópicos, a veces con éxito, a veces con no tan buena fortuna. Pero me falta una parte del cuadro: el lado humano, personal, de este hombre. Ya se, ya se, parte de el se respira en su obra, en su música; sin embargo, a veces una imagen, un testimonio nos aporta algo más, y nos hace creyentes, o por lo menos nos da la fuerza para reafirmarnos en nuestro camino día a día.
Ver en esta película a Pete Seeger, trabajando y cantando por los trabajadores, marchando en contra de la Guerra de Vietnam (y otras tristes guerras), navegando a bordo del velero Clearwater para conseguir limpiar el río Hudson, pasando sus conocimientos y su amor por la música tradicional del su país y de otros países del mundo a los jóvenes, sin esperar nada más a cambio que el que ellos aprendan las canciones y la sabiduría que yace en ellas; compartiendo momentos sencillos con su familia y amigos y haciendo de ellos algo importe... todo esto al final le llena a uno el espíritu y le hace decir para sí mismo: "sí, aún hay esperanza, otro mundo, otra vida es posible".
Invito a todo el mundo a que busque y vea esta película. Aunque nunca hayais escuchado la música de Pete Seeger y no sepáis quién es, o aunque hayáis escuchado algo de su música y no os haya llamado especialmente la atención, dedicad 90 minutos de vuestro tiempo y dejaros llevar por el ejemplo de este hombre.
No creo que encontréis la película colgada en la red. Este tipo de productos escapan a las grandes distribuidoras, y también a los piratas-freaks, que al final son un producto más de los mass media (aunque ellos opinen lo contrario) Pete Seeger: The Power of Song está publicado en DVD en Estados Unidos. Es un disco NTSC -Zona 1 en inglés con subtítulos en inglés y español. Yo tuve que piratear mi lector de DVD para poder verlo. Supongo que es una parte más de esa necesidad tan imparente estos tiempos de romper las fronteras que nos han sido impuestas.

Oh, had I a golden thread (Si tuviese un hilo dorado)
Pete Seeger

Si tuviese un hilo dorado
y una aguja igual,
tejería una hebra mágica
diseñada por el arcoíris.

En ella tejería la valentía
de las mujeres que dan a luz.
En ella tejería la inocencia
de los niños de toda la tierra.

En ella tejería la inquietud
de los hombres, siempre en movimiento,
a través de las abrasadoras arenas del desierto,
a través de las ventiscas del norte.

Más allá de las aguas
ofrecería mi tejido mágico
por ciudades extranjeras,
por todas y cada una de las tierras.

Mostaría a mis hermanos y hermanas
mi diseño del arcoíris.
Sanaría este mundo arrepentido
con mano, corazón y mente.

Más allá de las aguas
ofrecería mi tejido mágico
a todos los seres humanos
y así podrán comprender.

(La letra original en inglés, aquí)
Judy Collins - Had I a golden thread

- "Ahí está Pete Seeger, que viajó por la Ruta 66 con Woody Guthrie, que se mantuvo firme ante el Comité de Actividades Ani-americanas y fue incluído en la lista negra por mantenerse fiel a sus principios, que caminó a lado de Martin Luther King por las calles de Selma, Alabama, que apadrinó el movimiento de canción radical, el mardo de Toshi Seeger, un hombre que toca a Beethoven en el bajo. Esto es Pete Seeger, una inspiración." (Billy Bragg, músico británico)