El ir y venir luchando por las cosas más queridas, sin bien nos gasta las manos, nos deja abierta la vida.
- Víctor Jara

jueves, 10 de julio de 2008

El piso

-Vaya aspecto. Menudas ojeras tienes, lo de decorar tu nuevo piso te está quitando el sueño, ¿eh?
-Calla, no me hables. Resulta que me cambio a un piso nuevo, apartado del ruido y el tráfico del centro y van y me tocan vecinos ruidosos abajo. Toda la maldita noche metiendo ruido. Todas y cada una de las noche de la semana.
-¿Y no les has llamado la atención?
-¡Por supuesto que les he llamado la atención! Pero ni caso. Da igual que des golpes en el suelo, que grites, que piques en el timbre... A principio parece que paran, pero luego, en cuanto estás ya de nuevo en la cama con los ojos como platos rezando para que te dejen d0rmir, empiezan otra vez esos malditos ruidos.
-¿Qué clase de ruidos? ¿Qué hacen exactamente?
-Ruidos... -Ramón estaba nerviosos, gesticulaba con cara y manos mientra hablaba- No hablan en voz alta ni gritan ni se pelean. Tampoco es que pongan música o la tele a todo meter. No. Son... ruidos...
-Como si moviensen muebles o arrastrasen sillas...
-Sí. No. No se. Ruidos... Quiero que los oigas, por eso te llamé.
-Ja, ja, ja. Me empieza a sonar a broma pesada. Si no fuese porque te conozco bien... En fin, aquí me tienes para aguantar lo que sea. -Dió un palmadita en el hombro a Ramón y caminó hacia el estudio con una caja de libros- Todos tenemos vecinos ruidosos de vez en cuando.
-Pero estos ruidos son diferentes.

Pasaron la tarde acabando de montar estanterías y colocando libros, riendo, charlando de viejas anécdotas atrapadas en álbumes de fotos. Cenaron pronto, acompañados por un sol enfermo de color naranja que se ocultaba léntamente tras los edificios de la ciudad, y luego se sentaron del nuevo televisor con home cinema para disfrutar de unas buenas películas acompañadas por una buena bebida. Era casi la una de la madrugada cuando acabó la última película. Ramón, que había dado sendas cabezadas durante las películas, volvía a estar completamente despejado y alerta, intentando oler algo en el ambiente, intentando captar algo con su sexto sentido. Apagaron el equipo. La casa estaba en completo silencio. Ni un solo tictac de reloj, ningún electrodoméstico de concina zumbado a horas intempestivas. Unos gatos pasaron por el patio trasero peleándose. Los dos amigos se sobresaltaron y rieron.
-De verdad, pareces paranoico. -dijo el amigo de Ramón- No me extraña que no duermas, mírate a un espejo: tenso nervioso, sudando como un enfermo o un loco. Tómate una tila, macho.
-He tomado de todo. Tila, pastillas para domir, me he puseto tapones,... es igual. Siempre esos malditos ruidos. Se te meten en el cerebro aunque no quieras, a veces tengo la sensación de oirlos todo el día en todas partes... sí, creo que me estoy volviendo loco. Ya oirás, ya.
Ramón encendió la luz del cuarto de invitados. Estaba todavía sin amueblar, salvo por dos camas vestidas únicamente con sábanas.
- He probado todas las habitaciones -Ramón caminó hacia la ventana, la cerró y bajó la persiana- Mi cuarto, el cuarto de invitados, el estudio, el salón. Da lo mismo. Una vez que empiezan, se oyen en toda la casa.
- En fin. Veremos. -Su amigo, esceptico se desvistió y se metió en una de las camas. Ramón hizo lo mismo y apagó la luz.
- Oye, -dijo su amigo encendiendo la luz- como sea una broma de las tuyas..
- No.
Serio, Ramón apagó la luz y se quedó boca arriba, mirando el techo en la oscuridad, esperando.

Había pasado media hora cuando empezó. Primero era un ruido debil, como una ventana mal engrasada que chirría movida por el viento. Sonaba abajo, suave, muy abajo. Poco a poco, el chirrido comenzo a aumentar de intesidad. De repente un golpe seco. Otro. Otro. Otro. Cada vez más fuerte.
Se incorporaron y quedaron quietos con la luz ecendida, expectantes. El ruido ahora varia de todo, era más metálico, un chillido suave, ahora también algo silvaba misteriosamente a lo lejos. Ramón miró a su amigo. Éste miraba con asombro, nervioso. Se incorporó y empezó a pasear por la casa mirando al suelo. Ramón le siguió. El ruido cada vez se hacía más intenso, más, más. Ahora se oía también un ruido a compasado, como los muelles de una cama, pero lento y fuerte. Un estraño ruido como un chillido gutural sono de pronto. Ramón vió cómo el rostro de su amigo se ponía blanco. Luego algo el sonido de algo que se arrastraba, un mueble, quzás. El chirrido, el golpe, el grito gutural, el chirrido, el golpe, el rudio gurual, el chirrido, el grito, el grito, el grito.
-¡¡¡Basta!!! ¡No se que coño haceis ahí abajo cabrones, pero ya vale!- Ramón dió dos patas con fuerta en el suelo.
-Es la cosa más rara que he oido en mi vida. ¿Quien demonios vive ahí abajo? ¿Ruidos de cama? Demasiado raro. ¿Muebles? No se. -Su amigo pegaba ahora el oído al piso de la habiación.- No se oye a nadie gemir, ni respirar, ni hablar...
-¡Unos malditos degenrados! -Ramón gritaba enloquecido al suelo mientras se tapaba los oídos- ¡Esos son los que viven abajo, unos locos, degenerados!
-¿Les conoces de algo?
-¡Qué les voy a conocer! ¡Aún no conozco a nadie en este edificio, sólo llevo aquí una semana y a este paso me voy a ir a vivir a manicomio!
Los ruidos seguían, seguían, seguían. No eran tremendamente algos, pero se metían en la cabeza, en el cerebro, concentrando todos los sentidos en ellos, haciendo enloquecer a cualquier ser humano.
Ramón golpeaba el suelo otra vez. Su amigo se asomó por la terraza de salón. En la calle no se oía nada, las ventanas del piso de abajo estaban cerradas y no se apreciaba luz dentro.
-Vamos a llamar a su puerta.
-Bien. Toma. -Ramón entregó a su amigo un bate de béisbol mientras el cogia una palanca-
-¿Te has vuelto loco?
-No se lo que habrá ahí dentro, pero o se calla por si solo o lo hago callar yo.

En la escalera del edificio tampoco se oía nada. Bajaron un piso y se pararon delante de la puerta. Pegaron el oído a ella. Nada. No se oía nada. Extrañados, tocaron el timbre. Nada. Siguieron tocando insisitentemente. Ramón, enfurecido empezó a aporrear la puerta.
-¡Se que estáis ahí, cabrones! ¡Abrid de una vez si teneis lo que hay que tener! Vamos, ayúdame -Ramon empezó a intentar abrir la puerta con la palanca mientras seguía gritanto improperios a sus vecinos. Su amigo, inmovil, observaba tenso la situación.
La puerta cedió, Ramón se precipitó dentro gritando.
-¡¡Hijos de...!!

-¡¿Se puede saber a que vienen todos esos gritos y golpes?!
El amigo de Ramón soltó el bate asustado y giro sobre si mismo para encontrarse con una vecina malhumorada en camisón.
-Esto... Mi amigo es el vecino de arriba... No nos dejaban dormir los de aquí abajo... unos rudios espantosos y bajamos a llamarles la atención a ver si hacen el favor de callarse.
-¡¿Aquí en el primero?! ¡Pero que dice, ahí hace años que no vive nadie!
- Que no vive...
- ¡No! Ese piso lleva vacio por lo menos 2 años. Váyase a su casa y deje de formar jaeleo en la escalera o llamo a la policía. Lo que nos faltaba ahora, vecinos nuevos escandalosos, fiesteros. ¡
¡Vah!
La mujer volvió a su piso dando un portazo. El amigo de Ramón nervioso, recogió lentamente el bate mientras miraba intranquilo la puerta abierta del primero izquierda.
-¡Ramón! ¡Ramón! ¿Estás ahí?
Comenzó a caminar lentamente por el piso. No había luz. No se oía un solo ruido. Seguía llamando a su amigo mientras caminaba por el piso apenas iluminado por la luz que se colaba por la escalera. Encontró los plomos y dió la luz. En la mitad del pasillo estaba la palanca de Ramón. Fue registrando las habitaciones léntamente. El piso estaba completamente vacio. Tan sólo había algunos muebles tapados con sábanas. Ramón no estaba. Se encotraba depié en el pasillo, nervioso, sin saber que hacer o decir, cuando se cerró la puerta a la vez que se apagaba la luz.
Comenzaron de nuevo los ruidos.

2 comentarios:

Rach dijo...

¿Por qué no escribes un libro de cuentos? En serio, es genial, engancha... quiero más!!!
Ahora en serio hermanín, escribes muy pero que muy bien, plantéate escribir un libro, tienes una imaginación tremenda. Me encanta.

Un besin!

Anónimo dijo...

Nice noises ;P

hope u find the path, leading where u´ll find the calm. I haven't found it , has anybody really reached that already?

seriously, good luck.

and "beware those angels with the wings clued on" there in rainforest lol